lunes, 17 de noviembre de 2008

PEMEX ayer y hoy

Una de las imágenes más conmovedoras de la historia de México en el siglo XX es aquélla en la cual, después de la expropiación petrolera ordenada por el general Cárdenas, el pueblo acudió al Zócalo para ayudar al presidente a pagar la indemnización de las empresas extranjeras. Aparecen así en un documental, la abuelita abnegada que saca de su pañuelo los pocos centavos que carga, o el niño de primaria que entrega el cochinito de los ahorros. Creo que esas imágenes están grabadas no sólo en la historia sino en la mente colectiva de este país. No me parece exagerado afirmar que ese momento histórico forjó una alianza entre los sectores populares y el estado mexicano que hizo posible que el país no sufriera golpes de estado y guerras civiles como en Sudamérica. Además le dio la posibilidad al país de posicionarse en el espectro político internacional y mantener relativamente cierta autonomía de los Estados Unidos.
El papel que jugaron los empleados de las empresas petroleras fue heroico pues tuvieron que mantener la planta petrolera produciendo, a pesar de las enormes carencias, consecuencia de la actitud beligerante de los dueños de las empresas nacionalizadas, que hicieron todo para que técnicamente fuera imposible seguir sacando petróleo y convertirla en gasolina. La creación de PEMEX fue una gesta heroica que galvanizó un proyecto nacionalista y republicano, alcanzando los terrenos de la leyenda. Se cuenta que una vez nacionalizado el petróleo, fue necesario obtener la fórmula para convertirlo en gasolina. Para tal efecto se reunió a un grupo de ingenieros que se dieron a la tarea de lograr dicho objetivo. Sus esfuerzos fueron interrumpidos por una explosión, debido a los experimentos que realizaban, que les costó la vida. Se tuvo que volver a reunir otro equipo que finalmente logró la ansiada fórmula. Mas allá de que sea verdad o mentira, la leyenda quiere dejar en claro que el esfuerzo realizado por las y los mexicanos fue enorme y costó vidas humanas.
Pero los tiempos cambian y hoy ya nadie quiere acordarse de lo que costó obtener el petróleo para la Nación. Al contrario, la reformita aprobada para quitar los candados que mantenían a las empresas extranjeras al margen de la explotación, transformación y distribución, hoy ya no existen. Más aun, corre el rumor de que los propios empleados de PEMEX, en particular sus abogados, fueron los que se encargaron de buscar la manera de burlar a la Constitución -pagados por las empresas como Repsol y Shell- y alterar las leyes secundarias que permitirán, de ahora en adelante, hacer de manera legal lo que antes se hacía ilegalmente. Paradojas de la historia: los trabajadores de PEMEX que en el pasado la construyeron hoy la desmantelan. Y no me refiero sólo a los abogados al servicio de las corporaciones internacionales sino a todos los que en ella laboran. El sindicato ni se inmutó. Ya veremos cuando comparen sus salarios con los salarios de los trabajadores extranjeros. Y luego dicen que la historia va para adelante.

La sutil manipulación en los noticieros televisivos

Dadas las dimensiones de las sociedades contemporáneas resulta imposible hacer llegar a los electores las propuestas de los candidatos sin utilizar la radio y la televisión. Las campañas políticas hoy requieren de las técnicas de mercado, que originalmente fueron y son utilizadas para la venta de bienes de consumo.
Me parece muy acertado que en la discusión con respecto del papel de los medios en la competencia electoral se vaya mas allá del tema relativo a legislar para evitar que los medios apliquen tasas discrecionales a los partidos, en función de sus intereses, para abordar el relativo a la cobertura que ofrecen los medios, vía noticiarios, a los partidos en competencia. Y es que no se puede olvidar que el ciudadano común se informa de política sobre todo en los noticiarios estelares de las distintas empresas de comunicación. Pero es en los noticiarios donde precisamente se manifiesta la ausencia de la supervisión de la sociedad.
Si bien resulta importante que en los noticiarios las notas, las crónicas, los reportajes sean igual en número para todos los partidos, sobre todo en los medios públicos, no se puede olvidar que aun cuando se respete la igualdad al respecto, la desigualdad puede tener un carácter mucho más sutil, y por lo tanto, más efectivo. Esto es así ya que el tratamiento de las notas puede variar enormemente entre una y otra.
Por ejemplo, en una nota aparece el candidato A en primer plano dirigiendo un discurso a sus simpatizantes mientras que el candidato B no aparece en la nota y sólo aparecen imágenes de archivo con la voz del reportero describiendo lo que pasó. Podría ser peor, por ejemplo con respecto al tono de voz y lenguaje no verbal de las persona que lee las noticias frente a las cámaras. Mientras que el candidato A no sólo recibe los primeros planos sino el tono respetuoso y grave del conductor del noticiario al referirse al acto de campaña, el candidato B recibe del conductor un tono irónico, poniendo cara de preocupación o de franca burla, según su estado de ánimo y los intereses de la televisora.
Habrá que empezar a pensar en como regular a los noticiarios sin suprimir la diversidad de opiniones y recordando que los medios de comunicación son concesiones y no propiedad privada. De ello dependerá en buena medida el futuro de nuestra incipiente democracia.

Los gobiernos de izquierda. ¿Continuidad o cambio?

Cuando se piensa en la izquierda contemporánea en América Latina es inevitable preguntarse sobre su relación con el cambio o con la continuidad. En los años setenta, buena parte de los partidos y las organizaciones políticas que se colocaban del lado izquierdo del espectro político no tenían duda acerca de su misión: cambiar el mundo, de preferencia a partir de una revolución social y acabar con la economía capitalista. Todo lo demás eran posturas calificadas como burguesas, por decir lo menos.
Sin embargo, desde la caída del muro de Berlín, la izquierda latinoamericana ha sufrido transformaciones importantes que lo han alejado cada vez más de la misión revolucionaria y por ende de la idea del cambio social. El caso nicaragüense es un ejemplo notable de lo anterior. Surgió como un movimiento social armado para derrocar al dictador, enfrentando la oposición decidida pero encubierta de los Estado Unidos y terminó mordiéndose la cola y hoy, el sandinismo no es ni la sombra de lo que fue. Y si no pregúntele a Daniel Ortega, quien en su afán por seguir gobernando se alíó con la Iglesia para volver a ser presidente, ni más ni menos.
El otro caso que me viene a la mente es el de Lula y el PT en Brasil, que después de intentar llegar a la presidencia varias veces, logró finalmente su objetivo y abrió la puerta a una ola de gobiernos de izquierda en todo Sudamérica. Las expectativas que generó su llegada al poder fueron enormes, pero poco a poco quedó claro que la política económica neoliberal seguiría su curso e incluso se empezó a criminalizar la protesta, sobre todo contra los integrantes del movimiento de los Sin Tierra, uno de los más importantes de nuestra región.
Hay que reconocer que los gobiernos de izquierda en América Latina no son homogéneos ni tiene las mismas metas y base social. Así, resulta difícil comparar al gobierno de Evo Morales en Bolivia y al de Michelle Bachelet en Chile; o a la señora Kirtchner en Argentina y a Hugo Chávez en Venezuela. Pero a pesar de las diferencias, ninguno de ellos pone en tela de juicio a la economía de mercado. Ése parece ser entonces el signo de la izquierda contemporánea, la continuidad del modelo económico, con una mayor o menor énfasis en programas sociales que buscan aminorar la pobreza y la marginación pero sin llegar al fondo del asunto. Así que si usted se define como de izquierda y considera necesario acabar con la dictadura del mercado tendrá que replantearse seriamente su relación con los gobiernos que se dicen de izquierda, De otro modo corre el riesgo de no comprender nada o quedarse como la novia de pueblo, vestida y alborotada.

Réquiem para el Pato Donald

¿Cuál es el significado profundo de la crisis financiera internacional por la que estamos pasando? En mi opinión, es la expresión del fin de una época dominada por la economía, la cultura, la política y el ejército estadounidense. Ni más ni menos. En otras palabras, los Estados Unidos empiezan a desocupar el centro del sistema-mundo, finalizando un ciclo que inició formalmente a finales del siglo XIX cuando sacaron a los españoles de Cuba para quedarse ellos, y que se fortaleció luego con el desenlace de la Segunda Guerra Mundial. Esto sin olvidar, como antecedente central de su tendencia expasionista, la invasión a México, que le abrió la puerta para mirar hacia el Pacífico y aspirar a ocupara el centro del mundo capitalista.
En efecto, todo parece indicar que la caída del Muro de Berlín no anunciaba el fin del comunismo sino también el inicio del fin del dominio mundial de los Estados Unidos. La Guerra Fría fue en realidad la mejor expresión de su poderío. Una vez concluida ésta, las consecuencias no se hicieron esperar. Las ganancias de las grandes corporaciones empezaron a declinar. La descomposición social interna y la pobreza pasaron a un primer plano. Bueno, hasta se pusieron de moda promover los tratados de libre comercio con su otrora despreciado patio trasero, en un intento desesperado por conservar ventajas comerciales.
Ya antes del fin del comunismo soviético, la guerra de Vietnam y su resultado prefiguraba las guerras contra Irak y Afganistán, pero con una interesante diferencia. Las intervenciones del ejército yanqui en el mundo, hasta antes de los años noventa, eran financiadas exclusivamente por los Estados Unidos; en la última aventura belicista contra Irak, tuvo que pasar la charola porque por si sólo ya no podía financiarla. No se limitó a pedir ayuda a los países europeos sino también a los latinoamericanos. Este hecho demuestra que su poder económico estaba en franca decadencia.
Si a lo anterior agregamos la disminución de su poder simbólico con el ataque a las torres gemelas de Nueva York o el reciente fracaso en el intento por separar a Osetia de Georgia habría que considerar que los años dorados del país del pato Donald son historia. Sin embargo no hay mucho que celebrar, pues las decadencias son largas y tortuosas, arrastrando en su caída a los aliados fieles, como México. Surge así la pregunta: ¿Quién ocupará el centro del sistema-mundo y cual debe ser la estrategia geopolítica de nuestro país? Dicen los que saben que la cosa está en chino.

La leyenda del ‘68

Como todas las leyendas, la construida alrededor del movimiento estudiantil de 1968 tiene verdades y mentiras. Digamos que hay una varias interpretaciones de los hechos pero sobre todo una tendencia a oficializar, a manipular el acontecimiento con fines políticos.
El gobierno federal desde el sexenio pasado promueve la idea de que la represión en Tlatelolco es cosa del pasado y que hoy se vive en un clima de tolerancia y libertad.
Coincido con la idea de que el ’68 puede ser ubicado como parteaguas político institucional en la historia mexicana del siglo XX. No sólo porque la participación política sufrió un cambio cualitativo, en términos de su autonomía frente al Estado, de su concepción de poder, sino porque fructificó en el IFE, el IVAI, instituciones autónomas para fortalecer al ciudadano.
Lo irónico del asunto es que en nuestros días dichas instituciones son cuestionadas abiertamente por la sociedad; su relativa autonomía frente a los gobiernos estatales y su enorme costo les han restado legitimidad y credibilidad. Si a esto agregamos que los movimientos sociales han sido reprimidos recurrentemente y tratados como un problema de seguridad pública, el panorama no es muy alentador.
En este sentido, habrá que rescatar una de las piezas fundamentales del ’68: el compromiso por una participación autónoma, horizontal, que procura nuevas formas de organización y de acción política para que los ciudadanos intervengan en la definición y resolución de problemas en su comunidad o país. Una participación que haga contrapeso a los partidos políticos y la participación electoral, enriqueciendo la democracia. El ’68 se apartará de la leyenda en la medida en que sirva como inspiración para la acción; sólo así se convertirá en legado, en herencia viva.

Un museo para tod@s

Uno de los grandes orgullos de Xalapa es sin duda el Museo de Antropología. En toda la república mexicana, sólo es superado por el de la ciudad de México en cuanto a la cantidad de piezas y la diversidad de regiones incluidas. Sin embargo, con respecto a los olmecas y sus herederos, el museo xalapeño no tiene rival. Si a esto agregamos un edificio con espacios verdes, que ofrecen al visitante la sensación de ver las piezas en su ambiente natural así como jardines amplios y llenos de color, no queda mas que reconocer la importancia de semejante tesoro.
Visita obligada para los turistas, el museo ofrece una variedad de cabezas monumentales que provocan incluso en algunos la idea de que son réplicas y no piezas originales. Acostumbrados a la práctica de vender nuestros tesoros culturales, por la buena o por la mala, los visitantes sospechan de su originalidad ante la abundancia de ejemplos de la calidad de los artistas y el arte antiguo.
Conforme se avanza en el recorrido, un observador atento puede percibir el desarrollo de una cultura, su forma de ver el mundo y a la naturaleza. Es un viaje al pasado glorioso de comunidades con una profunda relación con la naturaleza y con el universo. Las representaciones de individuos en barro que incluyen sus rasgos personales, sus expresiones particulares, demuestra el alto grado de refinamiento artístico que alcanzaron los antiguos veracruzanos.
Sin embargo, y a pesar de mi admiración por el museo, debo decir que tiene una falla enorme, terrible y discriminadora. Si usted tiene que usar silla de ruedas deberá contar con ayuda para iniciar el recorrido, pues al pasar la taquilla no encontrará una rampa que lo libre de tener que bajar las escaleras. Y si al finalizar su recorrido -ese sí con rampas a lo largo de todas las salas aunque no en los jardines- necesita utilizar el baño o tomarse algo en la cafetería, tendrá que volver a pedir ayuda pues no hay rampas sólo escaleras. Lo peor de todo es que los empleados del museo están conscientes del problema, y supongo que la administración también. ¿Cuánto tiempo más tendrán que esperar las personas discapacitadas para poder disfrutar del museo sin obstáculos? ¿Hasta que la Comisión de Derechos Humanos o el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación se los exija? Esperemos que no.

El Estado guarura

El presupuesto que está promoviendo Felipe Calderón para el próximo año demuestra que en los hechos el Estado neoliberal no aspira a otra cosa que a volver a los tiempos del Estado policía del siglo XIX: un Estado guarura, protector de la libre empresa y enemigo de la participación amplia de la ciudadanía en los problemas sociales. En este sentido, el gasto social no se concibe como una inversión sino como un pasivo que hay que reducir.
Y no podría ser de otra manera para el grupo en el poder, que ve como la confianza de los mercados se ve amenazada por la violencia generada por el supuesto combate al narcotráfico. La cada vez más común práctica de vender protección por parte de los cárteles pone un freno a la posibilidad de que las inversiones crezcan. Por ejemplo: ¿Abriría usted un restaurante o un comercio en Nuevo Laredo, Tijuana o ciudad Juárez? Ni loco verdad. Además de la tramitología oficial, una vez operando, seguro que va a tener que pagar una cantidad mensual para sobrevivir, o sea, va a tener que trabajar para ellos.
Esta práctica criminal nos da una idea de la fuerza que han adquirido los empresarios de las drogas en nuestro país. Y esa es la razón del aumento en los gastos propuestos por el presidente para la seguridad pública. No es para mantener la paz social sino para proyectar una imagen de fortaleza hacia el exterior y tranquilizar a los dueños del dinero.
El problema es que, más allá del beneficio mediático de la medida, no se ve cómo pueda servir para mejorar la percepción que tiene la ciudadanía de las ejecuciones y los levantones. Máxime que buena parte de ese dinero sirve para capacitar y armar a individuos que después se integran a las filas del narcotráfico.
En su afán por reducir la presencia del Estado en la sociedad, las reformas neoliberales lo han debilitado a tal grado, que no logra cumplir con una de sus tareas fundamentales: monopolizar la violencia. Y no sólo eso sino que semejante incapacidad ha permitido que la delincuencia organizada presione públicamente al gobierno, colgando mantas en buena parte del país, que demuestran que está dispuesta a usar cualquier medio para lograr sus fines. De actor económico aspira a convertirse en actor político, ni más ni menos. ¿Qué sigue? Habría que mirar a Colombia para tener una idea de lo que estamos viviendo. Y de lo que viene.

miércoles, 27 de agosto de 2008

El oro Olímpico

Cuesta trabajo reconocer las Olimpiadas de nuestros días comparándolas con las del pasado. El espíritu olímpico, que expresaba la idea de que a pesar de nuestras diferencias seguíamos siendo parte de la humanidad, hoy no es otra cosa que el espíritu de los negocios. Se acabaron los tiempos en que el deportista amateur podía aspirar a la gloria, ganarse el respeto de sus compatriotas y regresar a su vida cotidiana como carpintero, agente de tránsito o ingeniero. Hoy la mayoría de las y los deportistas que asisten a los juegos no representan a un país sino a una marca de productos deportivos o una corporación internacional.
Es el caso de los miembros del equipo de básquetbol estadounidense que no se rebajan a dormir en la villa olímpica sino que se hospedan en hoteles cinco estrellas. Y no son los únicos. Asisten a las Olimpiadas porque sus patrocinadores no pueden perder la oportunidad de promover sus productos mientras los televidentes bajan la guardia para apoyar a sus compatriotas, aunque no tengan la menor oportunidad de ganar. De hecho, de los varios cientos de países que asisten sólo una decena son los que compiten. Y es que competir implica la idea de tener posibilidades de ganar y no simplemente hacer bulto.
En ese sentido, las diferencias entre las naciones ricas y pobres se acentúan. La atención se concentra en quien será el país que ganará mas medallas pasando a un segundo plano todo lo demás. El objetivo ideológico de reafirmar la dominación se cumple al presenciar como los estadounidenses o a los europeos ganan la mayor parte de las medallas, aunque en estas Olimpíadas China sea la excepción que confirma la regla.
Negocio redondo pues, esto de los Juegos Olímpicos. Ganan las grandes corporaciones, ganan los países de primer mundo y el Comité Olímpico Internacional -esa mafia al estilo de la FIFA- que está asociada con las primeras. Ganan también las televisoras que celebran contratos de exclusividad con los atletas más destacados de cada país y cobran los spots publicitarios como en tiempos electorales. Y ganan los políticos que se apresuran a felicitar telefónicamente con los ganadores para aprovechar el raiting. Pierden todos los demás, que creen estar observando una competencia leal, basadas en principios humanos pero que en realidad asisten a una farsa previamente diseñada que reafirma en su fuero interno que las cosas son como son y no hay nada que hacer la respecto.
Los héroes de antaño, como aquél corredor africano que ganó la maratón corriendo con los pies desnudos, o el marchista mexicano que obtuvo la medalla de oro con unos tenis despedazados quedaron atrás. Hoy los héroes son atletas de laboratorio, discretamente dopados y mantenidos con las ganancias de las empresas que representan. Nada permanece todo cambia.

miércoles, 13 de agosto de 2008

El canto de las sirenas

Y luego nos preguntamos ¿por qué los partidos políticos y los representantes populares siguen perdiendo legitimidad frente a los ciudadanos? Aunado a las constantes acusaciones de corrupción y tráfico de influencias; al cinismo cotidiano y el alejamiento de la ciudadanía; a la incapacidad y la ignorancia, hay que agregar el cambio de camiseta de alcaldes y diputados de un partido a otro en pleno goce de sus funciones.
Imagine usted que, como habitante de un municipio, participa en un proceso electoral, votando por el partido político de su preferencia, que a la postre gana la elección. Va usted y felicita al candidato vencedor y se congratula con sus vecinos que votaron igual que usted. Pero días o meses después, ese representante popular, que buscó su voto cobijándose en un partido utilizando sus recursos para pagar la campaña y enderezando su discurso en contra de los demás competidores, se cambia a otro instituto político para, según él, servir mejor a su comunidad. ¿Qué confianza puede generar una actitud semejante? Ninguna.
Por un lado, el partido abandonado por el político queda muy mal parado frente a su militancia y sus simpatizantes, pero al partido que lo acoge no le va mucho mejor ya que tendrá que explicarle a sus bases las razones para aceptar a un adversario que fue atacado en las elecciones y puesto como lazo de cochino. Pierde el ciudadano, pierden los partidos, pierden las instituciones democráticas. Pero ¿quién gana? Gana la coyuntura, el corto plazo, pero a la larga perdemos todos.
Una cosa es que como representante popular se abandone la militancia partidista y se declare independiente de cualquier instituto político por las razones que sean, y otra muy diferente que cambie de partido como de zapatos. Defrauda a sus votantes y premia a los que votaron en su contra. O sea, el mundo al revés. ¿Qué sentido tiene votar en una elección si aun ganando el candidato de su preferencia es probable que tiempo después se vaya con otro partido, sin que nadie pueda impedírselo, sin enfrentar ninguna sanción? Y para colmo, justifique el chaquetazo argumentando que es por el bien de sus representados. De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno. Mientras tanto, las dirigencias se quejan de que es difícil mantener la lealtad partidista y que habría que modificar sus estatutos internos para controlar las sangrías recurrentes en cada proceso electoral. Mejor sería que pensaran por un momento en como contener la crisis de legitimidad que aqueja a los partidos. Por ejemplo legislando para evitar que representantes populares sean dominados por el canto de las sirenas y traicionen a su electorado una vez que se encuentren en el poder. No sería mucho pedir

domingo, 3 de agosto de 2008

La imagen y la memoria

El poder y la imagen van siempre de la mano. En la desaparecida Unión Soviética, la nomenclatura –los altos funcionarios soviéticos y la policía política- soportaba purgas constantes que resultaban en exilio o muerte. La desaparición sistemática del enemigo fue una dinámica consustancial al sistema político ruso para mantener intacto el poder del líder. Pero no bastaba con borrar a alguien del mapa sino también de la historia. Por eso incluso los altos funcionarios acusados de traición eran extirpados de las fotografías en donde alternaban con el líder; había que borrarlos de la memoria.
Esta relación entre el poder y la imagen está hoy, mas viva que nunca. Baste como ejemplo el reciente conflicto entre un senador panista y el monopolio televisivo. El pleito en realidad comenzó como un amorío ya que el primero, en su calidad de secretario de Gobernación, fue señalado por la opinión pública como el principal beneficiario por los permisos de casas de juego otorgados al segundo, a cambio de propaganda política para obtener la candidatura presidencial de su partido. Pero debido a una pésima estrategia de comunicación, a pesar de contar con fuerte presencia mediática, perdió y tuvo que conformarse con la senaduría. Ganaron las televisoras, esas sí, no sólo con las elecciones sino antes, cuando se aprobó la nueva ley de medios, que provocó amparos pero aseguró las concesiones y su ventajosa relación con el mundo político
El amorío se malogró cuando el senador decidió, después de las elecciones, acusar al duopolio televisivo de presionar a los legisladores para lograr sus objetivos. Sugirió buscar la manera de evitar que las televisoras tuvieran voto de calidad en los procesos electorales. La propuesta encontró eco en los miembros del Congreso ya que también sufrían y sufren el acoso o el empujón de los noticiarios, de acuerdo a las circunstancias. Las televisoras se pusieron furiosas y se la juraron al senador.
La venganza fue planeada y llevada a cabo sin el menor rubor y con el cinismo característico de todas las grandes empresas que lucran en este país. Y lo expusieron primero con un escándalo paternal y luego de plano lo borraron de cuadro en un noticiario. No sorprendió que los senadores y diputados pusieran el grito en el cielo, o mejor dicho, en la tribuna, para denunciar la burda maniobra.
La telenovela sigue y seguirá; como el comal y la olla, los políticos y la televisión se soportarán en aras del beneficio mutuo, a pesar de los conflictos. Sin embargo la cosa es más grave de lo que parece porque, si un senador en funciones y ex secretario de Gobernación no tiene mucho margen de maniobra para enfrentarse a las televisoras, ¡imagínese usted o yo! ¿De dónde? ¿Con qué?

sábado, 19 de julio de 2008

De monopolios y filantropía

Si se quisiera ubicar un momento simbólico en que el neoliberalismo y sus recetas empezaron a formar parte de nuestra vida cotidiana, no vacilaría en señalar a la fecha en que el gobierno federal vendió Telmex por una bicoca. A partir de entonces todo empezó a cambiar pero el servicio telefónico no mejoró sino que se monopolizó, con las consecuencias típicas del caso. La empresa con más quejas en la PROFECO es, adivine usted, Teléfonos de México.
Viene a cuento lo anterior porque a partir del fin de semana pasado usted podrá, finalmente, ser dueño del número telefónico de su celular, acabando así con la posición de fuerza de Telcel, hermanita de Telmex, en lo relativo a que si usted quería cambiar de compañía tenía que cambiar de número.
Sin embargo las prácticas monopólicas siguen dando fruto. O de que otra manera llamar al cobro de roaming. Imagine que un xalapeño se encuentra en Puebla y decide comunicarse con su primo que anda de vacaciones en el puerto pero reside en Xalapa. Pues nada que primero a usted le cobran por hacer una llamada fuera de su región; súmele la larga distancia que le cobrarían aunque la hiciera desde Xalapa; y luego le van a cobrar a su primo porque se encuentra también fuera de su región. O sea por una llamada la compañía cobra tres veces. Sobra preguntarse porque Carlos Slim es de los más ricos del mundo. En otros países, por ejemplo, Estados Unidos o España ésa llamada le hubiera costado lo mismo que una local. Pero como México no hay dos… para robar ‘legalmente’.
Sin duda que esas tarifas inciden negativamente en el desarrollo económico de México porque inhiben la comunicación encareciéndola.
Pero su verdadero impacto recae sobre la autoestima de la ciudadanía pues frente al robo sistemático no falta quien diga que nos lo merecemos. ¡Quién nos manda vivir en México! Y para colmo y con el objetivo de mejorar su imagen, el dueño de Telmex se las da de filántropo, apoyando campañas para mejorar el nivel de vida de los niños pobres, los indígenas, etc. O peor aun, se da el lujo de ofrecer soluciones a la crisis económica o apadrinar pactos entre políticos para convertirnos en un país de primer mundo, criticando la política económica del Estado, que, coincidentemente, es la que le permite arrasar con la competencia y seguir ofreciendo un servicio mediocre y caro. Pero ¿acaso es posible enriquecerse sin atropellar a los demás?

Un mundo nos vigila

Una de las lecturas que más me impresionó en mis años de estudiante universitario fue la novela de ciencia ficción 1984, escrita por George Orwell. El argumento es sencillo pero escalofriante: la autonomía del individuo es un peligro para la sociedad y por lo tanto debe ser erradicada. Para ello, el Estado construye un sistema de vigilancia tan poderoso que no hay lugar en el que alguien pueda tener un momento de intimidad. El Big Brother lo ve todo; no sólo lo que haces sino lo que piensas, supervisando cada momento de la cotidianidad. Sin embargo, no faltó alguien que intentara burlar la vigilancia pero al final es atrapado, pero no eliminado. Para el Estado era importante reformarlo y reintegrarlo al seno de la sociedad, convirtiéndolo en una muestra de su poder.
Quien iba a pensar que los temores expresados en la novela cobraran vida veinte años después. ¿No se siente usted vigilado? Y no lo digo por los retenes militares o los operativos de seguridad. Pero veamos. Si en su lugar de trabajo usted tiene una computadora que pertenece a una red interna, tenga por seguro que los administradores de dicha red pueden monitorear los lugares que visita y los correos que envía. Si la computadora está en su casa, habrá alguien que pueda saber que cosas compra y cuales son sus preferencias de todo tipo. Incluso si se le ocurre mandar un correo a su compadre que vive en los Estados Unidos y escribe la palabra bomba o jihad, automáticamente el FBI lo pondrá en la lista negra y sus correos serán monitoreados con la sospecha de que simpatiza con el terrorismo internacional.
Si sale a la calle tendrá que tomar en cuenta que en algunas ciudades funcionan cámaras en cruceros y parques, para mantener a raya a la delincuencia y a todo el que se atreva romper con las buenas costumbres o con el reglamento de tránsito. Pero el colmo es que hoy, desde un satélite, puedan tomarle fotos esté donde esté. Y si no me cree pregúntele a los miembros de las FARC, que primero fueron bombardeados con precisión quirúrgica y luego les siguieron los pasos en la selva colombiana para rescatar a Ingrid Betancourt.
Después de eso ¿Quién puede negar que Orwell se adelantó a su tiempo, más como profeta que como escritor? No hay para donde correr, no hay donde esconderse. Así que será mejor que estemos preparados, porque como diría un antiguo locutor: Un mundo nos vigila… y no precisamente con las mejores intenciones.

domingo, 29 de junio de 2008

Se cayó el sistema

¿Habrá negocio más lucrativo que el de los bancos? No lo creo. Escudados bajo el argumento de que impulsan el desarrollo económico del país, los banqueros que operan en nuestro país tiene ganancias inmensas mientras que los consumidores ven reducidos sus niveles de consumo. Pero lo aberrante es que sus ganancias no están compuestas por prestar dinero y financiar empresas sino en cobrar mucho, a los que caen en sus redes crediticias, y pagar casi nada a los ahorradores.
Cualquier usuario puede darse cuenta de la trampa cuando abre una cuenta de ahorros y le dan una tarjeta de débito, para facilitar el manejo de su cuenta. La mayoría de ésas tarjetas cobran por retiros y consulta de saldos, mas las comisiones anuales o mensuales por manejo de cuenta y demás hierbas. Si tiene una tarjeta de crédito el costo sube, ya que a lo anterior hay que agregar los intereses, las multas por falta de pago y lo que se acumule. Mientras tanto, al ahorrador como al que deposita a plazo fijo le dan una bicoca. Pero lo que no hace el banco es prestar para invertir en un negocio o comprar una casa, y si lo hace, cuidado, porque el costo del crédito es enorme. Si usted adquiere una casa de un millón de pesos con un préstamo hipotecario, acabará pagando casi el doble, siempre y cuando pague a tiempo, si no peor; y si deja de pagar adiós casita y todo lo que lleva pagado.
En este sentido los bancos no son agentes de desarrollo sino empresas depredadoras (¿acaso hay de otras?) que viven del ciudadano común y corriente, el cual está obligado a usar los servicios bancarios porque su empleador le paga vía nómina bancaria, o porque tiene que pagar los servicios que usa, privados y públicos, etc.
Los bancos son la expresión más clara de la dominación y la prepotencia de los dueños del dinero. La frase que mejor resume lo anterior es la de ‘se cayó el sistema’ y no hay poder humano que pueda obligar al banco a darle su dinero. Todo con la anuencia del Estado y sus funcionarios, que además les pagan puntualmente la deuda del rescate bancario y se hacen de la vista gorda con el lavado de dinero.
¿Se podría vivir sin utilizar los servicios bancarios? Sólo si es usted uno de los miembros del club de la pobreza extrema. Si no, mejor póngase a leer la letra chiquita de los contratos. Hoy, pagar tributo, como el que pagaban los antiguos mexicanos al emperador azteca, se disfraza de prestación de servicios, de ejercicio de la libertad. Así, los banqueros quedan como benefactores de la humanidad, mientras que usted y yo quedamos como macehuales. Sin duda que estamos progresando… pero en la manera en que unos cuantos se apoderan del producto del trabajo de muchos.

sábado, 21 de junio de 2008

El petate del muerto

Una de las máximas mas conocidas de El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo, afirma que para el gobernante más vale ser temido que ser amado. El amor, ese sentimiento que según algunos mueve el mundo, es precario y volátil; en cambio el miedo se mete a lo más profundo de nuestro ser y se queda allí por mucho tiempo, a veces para toda la vida, determinando nuestras acciones y opiniones. La relación entre la política y el miedo en nuestros días es tanto o más fuerte que en los años del Renacimiento italiano. Sólo que se ha vuelto más sofisticada, menos visible, pero no por ello menos eficaz.
En las primeras décadas del siglo veinte, el chivo pretexto para generar el miedo colectivo y ampliar el margen de maniobra de los poderosos fue el comunismo. En esos años se elaboraron imágenes de terror asociadas a dicha ideología: que se comían a los niños vivos, que te metían un campesino en tu casa, que atentaban contra los principios culturales de Occidente, entre ellos, el de la religión.
Con la caída del muro de Berlín fue necesario actualizar el enemigo imaginario para seguir financiando guerras depredadoras en países pobres, tortura institucionalizada y desapariciones forzadas. El sustituto del comunismo fue el narcotráfico, al que se le definió como el enemigo público número uno y se le acusó de todos los males de la sociedad, a pesar de que los principales beneficiados eran y son los banqueros las agencias de autos, joyas y demás artículos de lujo que los narcos compran como si fueran chocolates.
Con el ataque a las torres gemelas en 2001, el narcotráfico traspasó el privilegio de ser el petate del muerto a los terroristas. A partir de ese año y hasta la fecha, para desacreditar a los que se oponen y denuncian la rapiña y el despojo de las grandes corporaciones internacionales y sus Estados asociados, se les tilda de terroristas y con eso tienen para aislarlos de la sociedad. El terrorismo sirve de justificación para aumentar exponencialmente el presupuesto militar, acotar los derechos civiles y criminalizar cualquier protesta social o expresión crítica de la realidad. Pero sobre todo sirve para mantener a la ciudadanía atemorizada y dispuesta a hacer lo que le digan, a través de los medios de comunicación, los dueños del dinero.
Escalofriante paradoja la que vivimos, pues los verdaderos terroristas son precisamente aquellos que tiene el poder para señalar a quien sea de utilizar el terror como medio para lograr sus objetivos, recordando la vieja táctica del que acaba de robarse algo y grita señalando al otro: ¡al ladrón, al ladrón!

sábado, 14 de junio de 2008

De mascotas y crisis alimentaria

Un síntoma común del absurdo consumista en nuestra sociedad es el poseer una mascota. Si antes tener un perro o un gato tenían que ver con la seguridad o el control de plagas, hoy ya sólo sirven para demostrar el poder adquisitivo de su propietario y de paso para tapizar calles y parques con excremento. Porque una cosa es salir a la calle acompañado del animalito y otra muy distinta recoger sus deshechos; como que se pierde el glamour.
Lo primero que la persona considera es que clase de perrito que le puede servir para tener prestigio en la colonia. Hay que averiguar sobre las distintas razas, no para saber que existen perros de trabajo y de compañía, sino para ver cual le parece mas bonito. Así, nos encontramos el vecino que vive en un departamento de 80 metros cuadrados y tiene un mastín, mientras que el que tiene un jardín enorme, tiene un chihuahua. Eso sí, los dos son de pedigree, si no que chiste.
Luego hay que rodearlo de toda la parafernalia que ofrece el mercado para los canes; desde vacunas y alimentos especiales (se acabaron los tiempos en que el animalito se comía las sobras de la comida) hasta la cama más confortable o su casita, la ropa adecuada para que no se resfríe y se vea mono; sus juguetes, el cepillo de dientes, de pelo y el shampoo (adiós al famoso jabón del perro agradecido, que hasta sacaba de apuro a algún miembro de la familia para lidiar con liendres y demás fauna).
Ya tiene usted todo pero ahora resulta que el perrito demanda atención, como todo ser vivo, y hay que sacarlo a la calle para que pasee, socialice y haga ejercicio. Lo que era un placer se convierte en una obligación. De hecho, no es el amo el que saca al canino sino todo lo contrario. Pero si no quiere dar pena ajena por tener un perro mal educado, que se tironea si va amarrado o se arranca a correr sin ton ni son si va suelto, será necesario que lo mande a la escuela y reciba entrenamiento. Sólo entonces podrá pasear con su perro al lado, que se sienta cuando usted se detiene y no ladra o se orina encima de las personas con las que conversa ocasionalmente.
Sin duda que en tiempos en que el aislamiento y la soledad son cada vez más comunes, la compañía de un animalito puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Pero de eso a tener un perro como un objeto decorativo hay una enorme diferencia. Así que, si está pensando en adquirir una mascota, tómese su tiempo para decidir para qué la quiere. No crea, igual con la crisis alimentaria tal vez convenga tener una reserva de carne, por si las moscas.

miércoles, 4 de junio de 2008

Gloria Trevi y los políticos.

Los años noventa presenciaron el surgimiento de una joven irreverente que cautivó no sólo al público infantil sino también a adolescentes y adultos. La imagen de la niña-mujer, que cantaba a los cuatro vientos su insatisfacción por vivir en una sociedad machista, la convirtió en un ícono feminista que desafiaba al autoritarismo y la mojigatería predominante. Cantaba cosas como “Me gusta todo, /lo que sea sincero /yo soy real, /y no tengo reverso /A mi gusta, /andar de pelo suelto /aunque me digan, /que hasta barro el suelo.
Sin embargo, su relación con Sergio Andrade, su productor, salió a la luz y comenzó una odisea que acabó en la cárcel. La chica independiente y contestaria resultó ser la reina de una harém -regenteado por un tirano que controlaba cada aspecto de sus vidas. La contradicción era evidente y hasta chocante. En ese momento nadie pensaba que Gloria Trevi volvería a cantar pero.... salió libre y volvió a la industria del espectáculo.
Para volver a la farándula tuvo que reconvertir su imagen a partir de una serie de elementos que combinan su pasado y su presente. Pasó de heroína infantil a promotora de la diversidad sexual, cosa resulta muy atractiva para el mercado musical, que busca explotar cualquier cosa con tal de ganar dinero
Pero ¿qué tiene que ver todo esto con la política? Bueno, guardadas las distancias, los políticos también suelen resurgir de las cenizas para reconvertirse y volver al poder. Las campañas políticas han dejado de ser un espacio para la promoción de las ideas y se han convertido en un espectáculo que promueve las imágenes construidas por publicistas para posicionar en la opinión pública al que pague. El manejo de símbolos, colores y rostros maquillados para ofrecer una imagen fresca y seductora, consumen hoy la mayor parte de los recursos de los profesionales de la política. Figuras públicas desacreditadas y dadas por muertas, como Carlos Salinas, reaparecen como por arte de magia, confiando en que su nueva imagen ocultará su pasado; lo peor de todo es que parece funcionarles.
Como se ve, el espectáculo y la política van de la mano. Pero mientras la Trevi promete entretener a cambio de unos pesos, los políticos ni divierten ni resuelven nuestros problemas cotidianos. Eso si, los seguimos manteniendo, aun después de dejar su puesto, e insisten en darnos atoles con el dedo.

El poder de su firma

Por muchos años la inmensa mayoría de las y los mexicanos no contaron con el dudoso privilegio de ser sujetos de crédito. Tenerlo era sólo para unos cuantos y aún hoy, la publicidad rodea a las tarjetas con un halo de prestigio y poder. A lo más que se podía aspirar era a pedir fiado en la tiendita de la esquina. En los años ochenta las cosas empezaron a cambiar y de repente casi cualquier persona con ingresos comprobables podía solicitar vivir la ilusión de comprar con el poder de su firma.
Los mecanismos para crear la ilusión de gastar lo que no se tiene sin consecuencias aparentes son bien conocidos. Para empezar, basta casi desearlo para recibir en su domicilio su tarjeta, lista para usarse. Al llegar al centro comercial o supermercado se encuentra con que infinidad de bienes pueden ser adquiridos en mensualidades fijas, lo que genera la ilusión de no pagar intereses. La víctima del engaño calcula cuanto tiene que pagar por mes y claro que le alcanza. Esto sin mencionar que no es lo mismo firmar un papelito que contar los billetes; como que se siente menos el gasto. El problema viene cuando después de comprar varios artículos a plazos, muchas veces innecesarios, ya no le alcanzará su ingreso para mantenerse al tanto. Pero no se preocupe ya que sólo cubriendo el pago mínimo podrá seguir gastando. No se le ocurra calcular los intereses que genera lo que queda a deber porque es una operación complicada y dolorosa. Así que sigue pagando el mínimo y cavando su tumba, pues al hacerlo sólo paga los intereses, mas una mínima cantidad del total de la deuda nominal, convirtiéndose en un peón acasillado, pero en pleno siglo XXI .
Llega el momento que ya no puede pagar ni el mínimo y entonces viene su salvación, muy a su pesar. Le cancelan la tarjeta y lo boletinan en el buró de crédito -especie de santa inquisición de los bancos- inhabilitándolo, por los próximos siete años, para ser sujeto de crédito en todo el país, pero no le embargan ni mucho menos lo meten a la cárcel. Algunos se empecinan en pagar, aun a costa de la manutención de su familia; otros lo toman como viene y regresan a su nivel de consumo habitual. En todo caso, ya lo bailado ni quien se los quite. Lo peor de todo es que resulta un gran negocio para los bancos, a pesar de que cada vez son más lo que no pueden pagar. Así que ¿qué espera? solicite su crédito y disfrute del poder de su firma. Gaste hoy y pague después... si puede.

viernes, 16 de mayo de 2008

Al maestr@, en su día

Hay de oficios a oficios, y todos ellos necesitan de vocación. La diferencia entre un buen herrero y otro malo no radica simplemente en su capacidad técnica sino sobre todo en su dedicación y la alegría al desempeñar tal actividad. El taxista que mantiene limpio su coche, respeta a los demás conductores, al reglamento de tránsito, pero sobre todo, nos comparte una experiencia de vida, no sólo cumple con su deber sino que nos obliga a reflexionar sobre la vida.
Entre todos los oficios que conocemos hay algunos más ingratos que otros; por ejemplo el policía o el cantinero se juegan la vida y no siempre gozan del respeto de sus conciudadanos. Sin embargo, hay dos oficios que gozan de gran respeto en nuestro país desde hace ya muchos años: el médico y el maestro de escuela.
El médico atiende los males que atacan a nuestros cuerpos y el maestro ataca los males que produce la ignorancia, abriendo la puerta para que las personas desarrollen sus capacidades y contribuyan al desarrollo de la humanidad.
¿Quién no recuerda con afecto al maestr@ que, en algún momento de nuestro tránsito por las aulas, nos mostró con una pizca de humor una verdad eterna de la vida? Porque en realidad, los buenos son los que comparten con alegría sus experiencias vitales, a través de las cuales el estudiante comprende las cosas sencillas, cotidianas, de su propia existencia. El que se limita a enseñar su disciplina con frialdad, por muy bueno que sea, no será el más recordado, aun cuando cumpla con su objetivo.
Y es que el maestr@ que comparte su experiencia, en realidad lo que está haciendo es motivar al estudiante para atreverse a ver el mundo con sus propios ojos -y no a través de los ojos de otros, sean grandes personajes, religiones o filosofías de moda- obligándolo a reflexionar. A ése maestr@, que comprende que a los estudiantes no se les enseña, sino que se les motiva a aprender, le recuerdo que no es el o la más popular entre las autoridades educativas o los gobiernos en turno. Su trabajo rendirá frutos cuando l@s jóvenes se acostumbren a pensar sobre su condición y la de sus semejantes sin prejuicios, y a pesar de la miseria y la injusticia que nos rodea, con una pizca de humor. Felicidades maestr@, en tu día.

Un extraño privilegio

El pago de impuestos es, junto con la muerte, las dos cosas que todos los seres humanos no podrán evitar al pasar por este mundo. Los más pobres pagan impuestos aunque no tengan ingresos gravables, pues al consumir un producto o servicio de bajo precio, éste incluye inevitablemente el famoso IVA. Los más ricos, por muy hábiles que sean para evitar el pago tendrán que hacerlo, aunque sea lo menos posible, gracias a fundaciones, obras de caridad y demás trampas que los funcionarios de Hacienda les facilitan para incentivarlos a invertir. Esto sin mencionar que de lo que pagaron les regresan buena parte, gracias a las capacidades de sus abogados y a la corrupción.
Para complicar las cosas, resulta casi imposible vivir sólo con un ingreso, así que tiene que combinar sueldos, honorarios y lo que se acumule para completar la chuleta. Como consecuencia estará obligado a contratar un contador que navegue con gracia en los insondables mares de la legislación fiscal, que además se reforma año con año para ir complicando las declaraciones (como en un juego de video que conforme el que juega empieza a ganar pasa al siguiente nivel para empezar a perder). Olvídese de pedir que le regresen algo de dinero, ya que se expone a que le hagan una auditoria, de la cual difícilmente saldrá limpio.
Pasado el trago amargo de ir al banco a depositar, empieza uno a pensar si vale la pena pagar impuestos para mantener las altas ganancias de los bancos -gracias al FOBAPROA- el pago de la deuda externa, los rescates carreteros, las toallas y colchones de precios exorbitantes o el subsidio con dinero público a equipos de fútbol que van y vienen. Es entonces cuando la depresión se convierte en rabia y no queda mas remedio que pensar seriamente en la posibilidad de percibir ingresos en la economía informal o vivir como ermitaño, con tal de no seguir pagando tributo.
Pero dadas las circunstancias, para no amargarme la vida, prefiero pensar que presentar una declaración de impuestos es un extraño privilegio -en un país donde mas de la mitad de la población gana menos de tres salarios mínimos, si es que tiene trabajo- porque implica haber tenido ingresos suficientes para llamar la atención del fisco. De los males el menor.

domingo, 27 de abril de 2008

La selva y el supermercado

Uno de los placeres de hoy es ir de compras al supermercado. La variedad de mercancías y de colores, el aire acondicionado y las aparentes gangas, son motivo de entretenimiento para toda la familia. Si antes las amas de casa eran la indicadas para comprar lo que hiciera falta para reproducir la vida familiar, hoy ir de compras representa un paseo, apto para los abuelos, tíos, hermanos y el que se quiera apuntar para salir de casa y combatir el aburrimiento.
Y es que hace miles de años, la especie humana encontró en la recolección de frutas y semillas la base para el sustento de la comunidad. Es por ello que ir a un supermercado representa un placer milenario, sólo comparable con cortar una manzana o una naranja del árbol, con una pequeña diferencia: la recolección de frutos en la selva, siglos atrás, conllevaba el riesgo de ser devorado por un depredador, pasar de recolector a recolectado.
Pero no crea que ir al supermercado en nuestros días está libre de riesgos. Comprar fruta o verdura que de verde pasa a podrida, sin que nunca madure, es moneda corriente. Esto sin considerar a los productos elaborados con semillas transgénicas, que forman buena parte de los cereales de uso diario; o productos de deshecho de los países del primer mundo que aquí se venden como novedad. Y que decir de la carne y el pollo engordados con clembuterol o el queso que no tiene leche pero si proteína hidrolizada, conservantes y colorantes, o sea, un queso que no es queso.
Por si fuera poco, al llegar a la caja con el carrito repleto le ofrecen crédito, para que no sienta que lo están asaltando. Pagos a 3, 6 o 12 meses pero con interés incluido más comisiones. Así, el dueño del supermercado gana dos veces: primero por la ganancia contenida en el precio del producto y luego los intereses generados por el crédito.
Como se ve, tal vez los peligros que enfrentaban nuestros antepasados al salir a recolectar la comida de día no eran nada comparados con los que enfrentamos los consumidores hoy. Antes te devoraban de una vez; hoy lo hacen poco a poco. Al creer que ir al supermercado es un sano entretenimiento bajamos la guardia y nos convertimos en víctimas fáciles de los depredadores modernos. Y sin embargo, ¿que sería de un domingo sin ir al supermercado?

sábado, 12 de abril de 2008

Por tu propio bien

La luz solar es un alimento, tanto para las plantas como para los seres humanos. Para éstos últimos no sólo proporciona el calor necesario para sobrevivir y para reproducirse sino que además genera el equilibrio emocional indispensable para hacer la vida más llevadera. La actividad humana está regulada por el sol, tanto en el día a día como en la sucesión de las estaciones del año, sobre todo en las zonas rurales, organizadas en función del ciclo agrícola.
El domingo pasado dio inició el horario de verano, el cual nos impone el gobierno federal con el argumento de que ahorra energía. El que quiera creerlo que lo crea pero lo que queda claro es que tod@s estamos batallando para ponernos a tono, adelantando una hora nuestros relojes. Si bien mover la manecilla del reloj no implica ningún esfuerzo, hay que considerar las consecuencias.
¿A poco no le cuesta más trabajo levantarse en la mañana? Anda uno todo el día adormilado y en la noche, a la vuelta y vuelta en la cama porque si se acuesta a las once, en realidad son las diez y el cuerpo no se deja engañar tan fácilmente. Esto sin mencionar que a las siete de la mañana apenas empieza a salir el sol y como que nuestro reloj interno no entiende nada. Hay que levantar a los niños con grúa para ir a la escuela y obligarlos a desayunar, porque el apetito anda por otro lado.
La cosa empeora cuando llega la hora del aperitivo y la botana; como que no sabe igual. Los parroquianos se miran desconcertados porque la plática no agarra fuerza y el cantinero se lamenta con la baja del consumo y la modorra prevaleciente. Al salir de la chamba todavía es de día y las consabidas actividades clandestinas echan de menos la complicidad de las sombras nocturnas. En suma, tal vez el ahorro de energía no sea significativo pero el esfuerzo para acomodarnos al nuevo horario si que lo es.
Al final de la jornada, cuando se está tratando de conciliar el sueño, uno se consuela pensando en que el cuerpo se acostumbrará al nuevo horario, aunque sin olvidar que dentro de siete meses habrá que sufrir lo mismo, cuando volvamos al horario normal. A la par de semejantes cavilaciones no queda más que asumir que los ciudadanos perdemos, poco a poco, el control de nuestra vida cotidiana en aras de un supuesto bienestar colectivo. Como decían nuestros padres al castigarnos por alguna travesura: te va a doler pero es por tu propio bien.

sábado, 5 de abril de 2008

Juventud, divino tesoro

Ser joven y no morir en el intento es, sin duda, una de las luchas más fértiles de la raza humana. Porque ser joven significa caminar por el desfiladero de la vida imaginando un mundo diferente. Las sociedades modernas dedicadas a controlar a la juventud cavan su propia tumba. Cerradas al cambio, inhiben cualquier visión diferente de lo que se considera políticamente correcto y se convierten en una especie de asilo de ancianos, ordenados pero con olor a muerte.
Quiero alzar la voz para señalar que la muerte de l@s jóvenes mexicanos, consumada en territorio ecuatoriano hace algunos días, demuestra la fortaleza de la idea de que la misión de la juventud no consiste en soñar con un mundo diferente, mas justo y más humano, sino en reproducir sin chistar los vicios de un mundo consumista.
La opinión pública, con algunas excepciones, se dedicó a difundir la idea de que los estudiantes mexicanos asesinados por el ejército colombiano –con el apoyo logístico del ejército yanqui- fueron los únicos responsables de su muerte. De paso, se aprovechó la ocasión para retomar la campaña de desprestigio contra la UNAM, que se resume en la certeza de que es un criadero de guerrilleros y terroristas, un peligro para México.
Por su parte, el gobierno mexicano tomó distancia del asunto, al grado de que la estudiante sobreviviente analiza la posibilidad de pedir asilo político en Ecuador, en lugar de regresarse a México. Mientras tanto, sobre los cadáveres de los jóvenes calcinados, los enemigos declarados, Álvaro Uribe y Hugo Chávez, se reconcilian y sonríen.
La juventud es el tesoro más grande que posee una sociedad. L@s jóvenes mexicanos muertos lejos de su tierra, independientemente de que estemos de acuerdo con ellos o no, son la expresión más clara de la generosidad humana. A ellos les rindo tributo con estas líneas, no por apoyar una guerrilla, sino por vivir plenamente su juventud.

domingo, 30 de marzo de 2008

¿El equipo de todos?

Dado el enorme desprestigio de la política entre la ciudadanía, muchas veces las discusiones de los asuntos públicos se orientan a temas menos importantes, como el fútbol mexicano. Sin embargo hablar de algo aparentemente banal como el fútbol eventualmente nos obliga a reflexionar sobre nuestra sociedad y las relaciones de sus integrantes..
Al igual que en la política mexicana, en el fútbol existe la creencia de que el responsable exclusivo del éxito o el fracaso de un equipo es el entrenador, o sea una sola persona. Entonces tenemos que si un delantero falla un gol, solo frente al arco y sin portero, es culpa del entrenador; si falla un penalti, lo expulsan o se lesiona, es culpa del entrenador. Si tienen juegos de preparación con equipos de quinta o se juega exclusivamente en Estados Unidos, es culpa del entrenador. El resultado no depende de los 22 jugadores en la cancha, del árbitro más directivos, funcionarios medios de comunicación, sino exclusivamente del entrenador.
Lo que esta creencia oculta es que el equipo nacional de fútbol es propiedad de los dirigentes de la Federación Mexicana de Fútbol, integrada con los dueños de los equipos profesionales, y no el equipo de todos, como mañosamente los pregonan las televisoras. Gracias a su ambición desmedida y su impunidad, el fútbol mexicano sigue siendo mediocre, a pesar de altos salarios y ganancias espectaculares. A los propietarios de los clubes nadie les reclama la baja calidad del espectáculo que controlan, contratando entrenadores a diestra y siniestra y privando a los jugadores de sus derechos laborales básicos. Algunos jugadores ganan mucho dinero pero la mayor parte tiene bajos salarios y, en general, su vida profesional suele terminar, si bien les va, poco después de los treinta años de edad.
Así que, en lugar de estar discutiendo si se reemplaza al entrenador nacional sugiero discutir que hacer para evitar que un grupo de empresarios sea el que controla vida y milagros del fútbol nacional. En otras palabras, que la selección nacional sea realmente de tod@s y no de unos cuantos que, apropiándose tramposamente de un símbolo nacional, se siguen enriqueciendo con la mano en la cintura.

viernes, 21 de marzo de 2008

El via crucis hoy

Hasta hace todavía algunas décadas, la semana santa era un periodo de reflexión espiritual para los católicos, en la que el vía crucis representaba el camino de la salvación. Sin embargo hoy la salvación consiste mas bien en poder darle gusto al cuerpo para romper con la monotonía del día a día.
Por lo tanto, el vía crucis de hoy se relaciona con las vicisitudes del traslado y estancia familiar en destinos turísticos. Las carreteras se saturan y en las centrales camioneras parece que regalan pasajes. Si logra llegar a su destino, evitando los baches en la carretera y las fallas mecánicas, tendrá que rezar para encontrar una habitación y dejar que lo esquilmen por contar con semejante privilegio. De otro modo tendrá que compartir la banca del parque o el lujo del hotel Camarena.
Al llegar al ansiado balneario se encontrará con multitudes ebrias de sol y de otras cosas, por lo que no podrá descuidarse un momento o perderá todo lo que lleva. Tendrá que soportar el acoso de los vendedores ambulantes y cuidarse para no ser atropellado por vehículos que circulan en la playa. Al final regresará con quemaduras en la piel, infecciones intestinales y sin dinero, para encontrarse con que vaciaron su hogar.
La cosa no mejora si se queda en casa ya que tendrá que soportar las pésimas películas que la televisión comercial transmite día y noche, recordándonos que se trata la semana santa. Si se le ocurre salir a un restaurante tendrá que armarse de paciencia para conseguir una mesa y una vez sentado, sobornar al mesero para comer antes de que cierren el local. Si quiere ahorrar y cocinar en casa va a encontrarse con que el marisco cuesta una pequeña fortuna, como las flores el día de muertos o las serenatas el 10 de mayo.
Al final, los únicos beneficiados son los dueños de hoteles, centros nocturnos y restaurantes y los funcionarios públicos del ramo turístico, que presumen del éxito de los operativos para proteger al visitante, de los beneficios de la derrama económica y de que Veracruz es el destino turístico más importante del país.
Y usted estimad@ lector, ¿ya eligió su vía crucis?

jueves, 13 de marzo de 2008

Para que la cuña apriete...

Están por concluir las elecciones primarias en Estado Unidos y no sabemos cual será el candidato del partido demócrata. La competencia entre Hillary Clinton y Barack Obama tiene a buena parte de los analistas políticos derramando tinta. Coinciden en señalar que el próximo presidente será el que gane la nominación demócrata, dado el enorme desprestigio de Bush y sus amigos.

Ante semejante coyuntura, en México es común encontrarse con el argumento de que los demócratas son menos autoritarios y más sensibles a nuestra problemática. Si a esto se agrega que puede ser una mujer o un afro americano, se asume que los conflictos interculturales y la violencia hacia nuestros paisanos, con papeles o sin ellos, disminuirán.

Nada más lejos de la realidad. Sería arriesgado afirmar que las mujeres son más tolerantes en la política, después de Margaret Tatcher o Elba Esther Gordillo. O que los afro americanos simpatizan con los países pobres, después de Colin Powell o Condolezza Rice. Para los mexican@s como usted y como yo, no hay mucha diferencia si los republicanos o los demócratas gobiernan; si es una mujer o un miembro de las minorías estadounidenses. La discriminación y la explotación hacia nuestros paisanos no cambiarán en nada, ni tampoco la idea de que vivimos en su patio trasero.

Pero, peor aun, están los optimistas que vaticinan la llegada de un ciudadano de origen mexicano a la Casa Blanca y, como consecuencia, el fin de los problemas con los Estados Unidos. A esos los invito a que cuando viajen a gringolandia -con visa claro- se pregunten quiénes son los agentes de inmigración mas canijos y racistas. Y si amig@ lector, la respuesta será: los hijos de los mojados de hace treinta o cuarenta años, que ahora son gringos y nos miran por encima del hombro. Se esmeran en humillarnos, a pesar de su origen y aunque lo único que llevamos sea dinero o necesidad de trabajar, que es prácticamente lo mismo. De esos habrá que cuidarse, pues incluso ya están gobernando ciudades del sur de los Estados Unidos. Para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo.

jueves, 6 de marzo de 2008

Medio ambiente y consumismo

El calentamiento global es uno de los temas más polémicos en nuestros días. Ya nadie se atreve a negar que nuestro estilo de vida tenga consecuencias para el ambiente. Cualquier jalapeño mayor de edad le dirá que la niebla, otrora parte de la vida cotidiana de la ciudad, ha casi desaparecido gracias a la tala inmoderada de los bosques de la región.

Si bien la provincia mexicana -comparada con el DF- sigue siendo un espacio privilegiado para vivir, eso no quiere decir que aquí van mejor las cosas. Todo apunta a que las ciudades intermedias de los estados de la república acaben, en algunos años, igual que la ciudad de los palacios. Visite Oaxaca, Cuautla o Mérida y verá de lo que estoy hablando. De Guadalajara, Monterrey o Puebla, mejor ni hablar.

Por eso todos somos ecologistas. Sólo que no todos queremos modificar nuestras prácticas consumistas para mejorar la salud del planeta. Por ejemplo: si tenemos que comprar un auto no pensamos en cuanta energía va a consumir y cuanto va a contaminar. No, calculamos cuanto podemos pagar y a cuantos vamos a apantallar. El automóvil deja de ser un medio para convertirse en un fin.

Así, tenemos personas que conducen camionetas todo terreno y que no tienen mas tierra que la que acumulan en las uñas. No utilizan nunca la doble tracción, y para qué, si nunca circulan en calles sin pavimentar o en brechas. Y lo peor es que los vemos pasar y los envidiamos. Pero ¿envidiaría usted a una persona que compra un camión de volteo para llevar a sus hijos a la escuela, o pensaría que es un orate?

Y qué del personaje que se toma casi una hora para bañarse con agua hirviendo, que serviría igual para pelar pollos, pero es miembro de Greenpeace. O el amante de la comida chatarra, que fumiga su jardín con DDT, pero no duerme pensando como salvar a las ballenas.

Hay que mantener el estilo de vida, cueste lo que cueste; si no para que tanta friega en el trabajo. Para cuando los polos se descongelen, usted y yo no estaremos aquí. ¿Será?

jueves, 28 de febrero de 2008

Bienvenido a la vida

Ver nacer a un hij@ es un privilegio que obliga a reflexionar acerca de la vida y la muerte. Es inevitable recordar la frase consagrada en Caminos de Guanajuato, de José Alfredo Jiménez, donde afirma que la vida: “comienza siempre llorando/y así llorando se acaba” O la pregunta de Netzahualcóyotl, el rey poeta: “¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?/Nada es para siempre en la tierra:/Sólo un poco aquí.”

Para mí el momento culminante no fue cuando el bebé soltó un sollozo, sino cuando le cortaron el cordón umbilical. Si, ese momento significa la separación definitiva de la madre y el inicio del camino hacia un final inevitable. En todo caso, los detalles que rodean el acontecimiento pueden provocar conflictos que vale la pena enumerar.

En primer lugar el nombre. Que si como el papá, si es varón; que como la mamá, si es mujer. Que si el nombre del santo. Empero, las tradiciones, debilitadas, no siempre resuelven el problema. Se pueden utilizar los nombres de cantantes y actrices de moda, de héroes guerrilleros y líderes religiosos, o de plano, del jefe o mentor político, para quedar bien.

Luego, si es varón, está el tema de la circuncisión. Que si es una mutilación o una cuestión de salud. Que si por tradición familiar o por cuestiones estéticas. Aquí la cosa sube de tono y claro, si se anima, los honorarios del pediatra.

Pero la cuestión clave reside en las aspiraciones de los padres y miembros de la familia con respecto al futuro del bebé. ¿Cumplirá con el deseo reprimido del médico que siempre soñó con ser poeta; o de la contadora que siempre aspiró a ser diputada; o del burócrata que nunca dejó de pensarse futbolista profesional? Y es clave porque puede arruinarle la vida, tanto al recién llegado como al suspirante.

Por eso, hoy le dedico éstas líneas a mi hijo, recién nacido, comprometiéndome a apoyarlo en cualquier esfuerzo que, teniendo como fin último la dignidad de la vida humana, desee emprender. Bienvenido a la vida, hijo mío.

jueves, 21 de febrero de 2008

Colonialismo cultural

Se cuenta que en el México revolucionario un empresario estadounidense le preguntó a un alto funcionario de su país si era necesario invadir México para asegurar sus intereses comerciales. El funcionario contestó que una invasión sería costosa y de pronósticos reservados; sería mejor que los mexicanos mandaran a sus hijos a estudiar a los Estados Unidos, para que el american way of life fuera asimilado y reproducido sin enfrentar oposición.

Las transformaciones que ha sufrido nuestro país en los últimos años demuestran que el astuto funcionario no estaba tan perdido. Para muestra basta un botón. Carlos Salinas, siendo estudiante en la UNAM, viajó a Chiapas para ayudar a los campesinos a gestionar sus demandas. Después se fue a estudiar a Harvard y regresó tan cambiado, que años después acabó con la propiedad ejidal y vendió la mayor parte de las empresas estatales.

Pero la cosa se ha puesto peor, ya que si usted está por elegir escuela para sus hijos, se va a encontrar con que la mayoría de ellas incluyen la enseñanza del inglés ¡desde los tres años! El infante no domina todavía el español y ya canta en inglés. Lo peor es que los padres no podemos oponernos ya que seríamos tildados de retrógradas. Observe usted al padre cuando, en la reunión familiar, el nene cuenta hasta veinte… pero en inglés. No cabe en los pantalones. Bueno, hasta los políticos lo usan como bandera para ganar votos. ¿Se acuerda de Labastida?, quien proponía que todos los niños y niñas aprendieran computación e inglés para salvar a México.

Como se ve, hoy ya no hace falta viajar al norte para asimilar la cultura yanqui. Sume usted a las escuelas, los institutos de inglés, el cine de Hollywood, McDonald´s y demás. No se trata de caer en posturas xenofóbicas sino de reconocer que sin nuestra cultura no se puede sobrevivir como nación en un mundo globalizado, aunque nademos en petróleo. Lo único que queda por defender en este país es nuestra herencia cultural.

martes, 19 de febrero de 2008

Basura y sociedad

Consultando el diccionario autorizado por la Real Academia de la Lengua, encuentro que el significado de limpiar es: “Quitar la suciedad o inmundicia de algo” Como siempre los sacerdotes de la lengua se quedan cortos. La pregunta no es si limpiamos o no, sino donde juntamos la suciedad. Por eso prefiero la definición popular que dice: limpiar es el acto de mover la mugre de un lugar a otro.

La basura es un problema social y familiar. Si no pregúntele a los ciudadanos jalapeños que tienen problemas con los vecinos cuando sacan la basura horas o días antes de que pase el camión recolector. O peor aun, cuando la señora de la casa le dice al marido: ¡Ya no cabe la basura, cuando la vas a sacar! En el colmo de la desesperación se organizan comandos nocturnos para cumplir con semejante tarea, a riesgo de caer al fondo de la barranca junto con los deshechos.

Todo esto viene a cuento porque el servicio de limpia ha sufrido modificaciones que generan incertidumbre y zozobra. Hay que estar atentos al repique de la campana, a la hora que sea, interrumpa lo que interrumpa, para salir corriendo a la esquina y otear el horizonte, esperando que aparezcan los heroicos recolectores. Y a veces no aparecen, con lo cual se experimenta una frustración similar a ver perder al tri por goliza con los gringos. Pero ahí no acaba el asunto: ¿Con que cara regresamos a la casa sin haber cumplido con nuestra misión? Hay que soportar burlas y regaños.

Una de las actividades educativas más importantes al interior de la familia tiene que ver precisamente con la basura. Pero semejante trabajo no sirve de nada si ésta se acumula en un rincón del hogar. El acto de limpiar pierde sentido. Es necesario que la basura deje de ser visible para sentir que vale la pena esforzarse. Por eso, la eficiencia del servicio público de recolección de basura está directamente relacionado con el mantenimiento de la paz social y familiar, ni más ni menos.

Misión

La participación política es fundamental para el desarrollo democrático de las sociedades contemporáneas, sobre todo porque el acto de participar le ofrece al ser humano la posibilidad de sentirse parte de la sociedad en la que vive.
Este espacio está dedicado a difundir estudios, opiniones, documentos y ensayos que impulsen la idea de que la participación política sirve a la sociedad y al individuo para la construcción de sociedades más justas y democráticas.