domingo, 30 de marzo de 2008

¿El equipo de todos?

Dado el enorme desprestigio de la política entre la ciudadanía, muchas veces las discusiones de los asuntos públicos se orientan a temas menos importantes, como el fútbol mexicano. Sin embargo hablar de algo aparentemente banal como el fútbol eventualmente nos obliga a reflexionar sobre nuestra sociedad y las relaciones de sus integrantes..
Al igual que en la política mexicana, en el fútbol existe la creencia de que el responsable exclusivo del éxito o el fracaso de un equipo es el entrenador, o sea una sola persona. Entonces tenemos que si un delantero falla un gol, solo frente al arco y sin portero, es culpa del entrenador; si falla un penalti, lo expulsan o se lesiona, es culpa del entrenador. Si tienen juegos de preparación con equipos de quinta o se juega exclusivamente en Estados Unidos, es culpa del entrenador. El resultado no depende de los 22 jugadores en la cancha, del árbitro más directivos, funcionarios medios de comunicación, sino exclusivamente del entrenador.
Lo que esta creencia oculta es que el equipo nacional de fútbol es propiedad de los dirigentes de la Federación Mexicana de Fútbol, integrada con los dueños de los equipos profesionales, y no el equipo de todos, como mañosamente los pregonan las televisoras. Gracias a su ambición desmedida y su impunidad, el fútbol mexicano sigue siendo mediocre, a pesar de altos salarios y ganancias espectaculares. A los propietarios de los clubes nadie les reclama la baja calidad del espectáculo que controlan, contratando entrenadores a diestra y siniestra y privando a los jugadores de sus derechos laborales básicos. Algunos jugadores ganan mucho dinero pero la mayor parte tiene bajos salarios y, en general, su vida profesional suele terminar, si bien les va, poco después de los treinta años de edad.
Así que, en lugar de estar discutiendo si se reemplaza al entrenador nacional sugiero discutir que hacer para evitar que un grupo de empresarios sea el que controla vida y milagros del fútbol nacional. En otras palabras, que la selección nacional sea realmente de tod@s y no de unos cuantos que, apropiándose tramposamente de un símbolo nacional, se siguen enriqueciendo con la mano en la cintura.

viernes, 21 de marzo de 2008

El via crucis hoy

Hasta hace todavía algunas décadas, la semana santa era un periodo de reflexión espiritual para los católicos, en la que el vía crucis representaba el camino de la salvación. Sin embargo hoy la salvación consiste mas bien en poder darle gusto al cuerpo para romper con la monotonía del día a día.
Por lo tanto, el vía crucis de hoy se relaciona con las vicisitudes del traslado y estancia familiar en destinos turísticos. Las carreteras se saturan y en las centrales camioneras parece que regalan pasajes. Si logra llegar a su destino, evitando los baches en la carretera y las fallas mecánicas, tendrá que rezar para encontrar una habitación y dejar que lo esquilmen por contar con semejante privilegio. De otro modo tendrá que compartir la banca del parque o el lujo del hotel Camarena.
Al llegar al ansiado balneario se encontrará con multitudes ebrias de sol y de otras cosas, por lo que no podrá descuidarse un momento o perderá todo lo que lleva. Tendrá que soportar el acoso de los vendedores ambulantes y cuidarse para no ser atropellado por vehículos que circulan en la playa. Al final regresará con quemaduras en la piel, infecciones intestinales y sin dinero, para encontrarse con que vaciaron su hogar.
La cosa no mejora si se queda en casa ya que tendrá que soportar las pésimas películas que la televisión comercial transmite día y noche, recordándonos que se trata la semana santa. Si se le ocurre salir a un restaurante tendrá que armarse de paciencia para conseguir una mesa y una vez sentado, sobornar al mesero para comer antes de que cierren el local. Si quiere ahorrar y cocinar en casa va a encontrarse con que el marisco cuesta una pequeña fortuna, como las flores el día de muertos o las serenatas el 10 de mayo.
Al final, los únicos beneficiados son los dueños de hoteles, centros nocturnos y restaurantes y los funcionarios públicos del ramo turístico, que presumen del éxito de los operativos para proteger al visitante, de los beneficios de la derrama económica y de que Veracruz es el destino turístico más importante del país.
Y usted estimad@ lector, ¿ya eligió su vía crucis?

jueves, 13 de marzo de 2008

Para que la cuña apriete...

Están por concluir las elecciones primarias en Estado Unidos y no sabemos cual será el candidato del partido demócrata. La competencia entre Hillary Clinton y Barack Obama tiene a buena parte de los analistas políticos derramando tinta. Coinciden en señalar que el próximo presidente será el que gane la nominación demócrata, dado el enorme desprestigio de Bush y sus amigos.

Ante semejante coyuntura, en México es común encontrarse con el argumento de que los demócratas son menos autoritarios y más sensibles a nuestra problemática. Si a esto se agrega que puede ser una mujer o un afro americano, se asume que los conflictos interculturales y la violencia hacia nuestros paisanos, con papeles o sin ellos, disminuirán.

Nada más lejos de la realidad. Sería arriesgado afirmar que las mujeres son más tolerantes en la política, después de Margaret Tatcher o Elba Esther Gordillo. O que los afro americanos simpatizan con los países pobres, después de Colin Powell o Condolezza Rice. Para los mexican@s como usted y como yo, no hay mucha diferencia si los republicanos o los demócratas gobiernan; si es una mujer o un miembro de las minorías estadounidenses. La discriminación y la explotación hacia nuestros paisanos no cambiarán en nada, ni tampoco la idea de que vivimos en su patio trasero.

Pero, peor aun, están los optimistas que vaticinan la llegada de un ciudadano de origen mexicano a la Casa Blanca y, como consecuencia, el fin de los problemas con los Estados Unidos. A esos los invito a que cuando viajen a gringolandia -con visa claro- se pregunten quiénes son los agentes de inmigración mas canijos y racistas. Y si amig@ lector, la respuesta será: los hijos de los mojados de hace treinta o cuarenta años, que ahora son gringos y nos miran por encima del hombro. Se esmeran en humillarnos, a pesar de su origen y aunque lo único que llevamos sea dinero o necesidad de trabajar, que es prácticamente lo mismo. De esos habrá que cuidarse, pues incluso ya están gobernando ciudades del sur de los Estados Unidos. Para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo.

jueves, 6 de marzo de 2008

Medio ambiente y consumismo

El calentamiento global es uno de los temas más polémicos en nuestros días. Ya nadie se atreve a negar que nuestro estilo de vida tenga consecuencias para el ambiente. Cualquier jalapeño mayor de edad le dirá que la niebla, otrora parte de la vida cotidiana de la ciudad, ha casi desaparecido gracias a la tala inmoderada de los bosques de la región.

Si bien la provincia mexicana -comparada con el DF- sigue siendo un espacio privilegiado para vivir, eso no quiere decir que aquí van mejor las cosas. Todo apunta a que las ciudades intermedias de los estados de la república acaben, en algunos años, igual que la ciudad de los palacios. Visite Oaxaca, Cuautla o Mérida y verá de lo que estoy hablando. De Guadalajara, Monterrey o Puebla, mejor ni hablar.

Por eso todos somos ecologistas. Sólo que no todos queremos modificar nuestras prácticas consumistas para mejorar la salud del planeta. Por ejemplo: si tenemos que comprar un auto no pensamos en cuanta energía va a consumir y cuanto va a contaminar. No, calculamos cuanto podemos pagar y a cuantos vamos a apantallar. El automóvil deja de ser un medio para convertirse en un fin.

Así, tenemos personas que conducen camionetas todo terreno y que no tienen mas tierra que la que acumulan en las uñas. No utilizan nunca la doble tracción, y para qué, si nunca circulan en calles sin pavimentar o en brechas. Y lo peor es que los vemos pasar y los envidiamos. Pero ¿envidiaría usted a una persona que compra un camión de volteo para llevar a sus hijos a la escuela, o pensaría que es un orate?

Y qué del personaje que se toma casi una hora para bañarse con agua hirviendo, que serviría igual para pelar pollos, pero es miembro de Greenpeace. O el amante de la comida chatarra, que fumiga su jardín con DDT, pero no duerme pensando como salvar a las ballenas.

Hay que mantener el estilo de vida, cueste lo que cueste; si no para que tanta friega en el trabajo. Para cuando los polos se descongelen, usted y yo no estaremos aquí. ¿Será?