jueves, 17 de diciembre de 2009

La CIDH falla contra el estado mexicano

La espiral de violencia en las fronteras de nuestro país parece no tener fin, demostrando día con día que las autoridades han sido rebasadas, a pesar de las enormes cantidades de dinero que invierten en combatir al crimen organizado. Los feminicidios en Cd. Juárez están en el corazón de dicha espiral. Además de ser parte de la cada vez más abultada lista de asesinatos con violencia en dicha ciudad, han puesto en evidencia, una y otra vez, la misoginia de los cuerpos policiacos y de procuración de justicia pero sobre todo su ineficacia calculada, su desprecio burlón. Recordemos que el actual procurador general de la república fue procurador del estado de Chihuahua, donde se le recuerda por recomendar a las jovencitas juarenses inscribirse en cursos de defensa personal.

En este sentido, el reciente fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el pasado 10 de diciembre, con respecto a los tres casos de mujeres encontradas sin vida en Campo Algodonero, colonia de la ciudad fronteriza, es un hecho histórico, pues nunca antes se había logrado una condena a los feminicidios de Juárez. Pero además, el fallo estipula que "El Estado deberá, dentro de un plazo razonable, investigar, por intermedio de las instituciones públicas competentes, a los funcionarios acusados de irregularidades y, luego de un debido proceso, aplicará las sanciones administrativas, disciplinarias o penales correspondientes a quienes fueran encontrados responsables" La CIDH realizará un seguimiento de las acciones emprendidas por el gobierno mexicano para evaluarlas. En caso de que el estado mexicano no responda satisfactoriamente, la CIDH informará a la Organización de los Estados Americanos (OEA) para que sea ella la encargada de presionar a las autoridades mexicanas para cumplir la sentencia.

Después de años y años de negligencia resulta difícil pensar que los asesinatos de mujeres se terminarán gracias al fallo de la CIDH. Hará falta la movilización de la sociedad civil –algo que parece tomar impulso en Juárez- y la transformación radical de las políticas de seguridad de Calderón para hacer frente al problema. Las condenas de organismos internacionales pueden ayudar, de eso no cabe duda, pero habrá que pensar que mientras la población en su conjunto se mantenga al margen de las políticas de seguridad, o peor aún, sea vista como sospechosa por parte de las fuerzas de seguridad (no encuentro otra explicación para las reiteradas violaciones a los derechos humanos denunciadas en todo el país, por parte de las fuerzas armadas) las cosas van seguir empeorando.

No hay que olvidar que las violaciones a los derechos humanos son las omisiones de las autoridades para garantizar la vida digna de los ciudadanos. Las consecuencias que resultan de esas omisiones degradan la vida cotidiana, rompen con el tejido social y demuestran la debilidad y negligencia de los gobiernos. El terror como forma de vida sólo beneficia a unos cuantos. La falta de protección y de respeto a los derechos humanos nos perjudica a todos.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

La alianza conservadora entre el PRI y el PAN y los derechos humanos

La alianza entre el PRI y el PAN demuestra claramente la inclinación del primero por reforzar su poder, aun a costa de ceder en cuestiones antes intocables para los miembros del otrora partidazo. Esto significa la derechización de un partido que, en su afán por seguir haciendo de las suyas, apuesta a la neutralización de la izquierda partidista para darle vida a un bipartidismo conservador que permita que las cosas sigan como están y con la esperanza de volver al gobierno federal.
Esta no es una idea nueva en el PRI. Ya desde el salinato se apostó a una alianza con la derecha política como la única salida para enfrentar a la alianza entre el cardenismo y la izquierda partidista, la cual supuestamente ponía en riesgo el desarrollo dependiente de los Estados Unidos y la venta de los bienes públicos nacionales. Fue por eso que Salinas impulsó el restablecimiento de las relaciones con el Vaticano y una serie de reformas que provocaron su participación abierta en la política.
Las consecuencias del viraje salinista a la derecha -que le abrió la puerta a la iglesia católica para promover su agenda política, sobre todo en cuestiones educativas y en derechos de la mujer- la consolidó como un factor de poder, parapetada atrás del PAN y, desde el 2000, del gobierno federal. Gracias a ellos pero también del PRI, la sucursal del Vaticano en México ha podido revertir derechos fundamentales en buena parte del país. En Yucatán, Sonora, Puebla, Oaxaca, Nayarit, Durango, Colima, Chihuahua. Campeche, Quintana Roo y Veracruz fueron las bancadas priístas las que impulsaron las leyes antiaborto, mientras que en San Luis Potosí, Morelos, Jalisco, Guanajuato, Querétaro y Baja California fueron los panistas, con ayuda del PRI.
El caso veracruzano se distingue por las declaraciones de los actores que impulsaron la reforma. El obispado local, a través de sus voceros, declaró que ellos no tenían nada que ver en el asunto y peor aún, que fue el mismísimo padre celestial el que se apersonó en el Congreso, logrando influir en las almas desesperadas de los diputados. Por su parte, el gobernador pretendió quedar bien con tirios y troyanos (¿otra vez?) dejando sin efecto las penas de cárcel contra las mujeres para aplicárselas a los médicos que realizaran abortos. Sin embargo, sigue declarando que hay que proteger la vida desde la concepción y envió una propuesta de reforma constitucional para que semejante disparate sea parte nuestra Carta Magna. Y para no quedarse atrás en las puntadas declaró que la reforma antiaborto tiene como fin último proteger a la mujer. Pero le faltó decir que esa protección es contra sí misma. ¡Pobres mujeres que no saben lo que hacen!

miércoles, 2 de diciembre de 2009

De estudiantes y de camiones

El reciente conflicto por el aumento del precio del pasaje en Veracruz fue resuelto, en buena medida, por la movilización estudiantil que llamó la atención de la sociedad civil y los medios de comunicación sobre su pertinencia, en momentos en que las condiciones sociales exigen salidas que eviten la pauperización de la población. El aumento al transporte afecta a toda la actividad económica, y su impacto es demoledor entre las personas con menos recursos, pues deberán reducir su gasto en otros rubros para poder hacerle frente.
Para los estudiantes el aumento fue de un cincuenta por ciento (de cuatro a seis pesos) mientras que para el resto de los usuarios fue cercano al quince por ciento (de 6 a 7 pesos). Esta disparidad pretendía no afectar demasiado a la ciudadanía sino cargarles a los estudiantes la mayor parte del aumento total. La respuesta fue casi inmediata y se concretó el 23 de noviembre con el plantón de Plaza Lerdo así como con la organización de varios bloqueos en cruces importantes de la capital del estado.
El ambiente festivo de la manifestación que llegó al centro de la ciudad por Enríquez, las tomas pacíficas de camiones y los bloqueos, lograron incluso motivar simpatía y gestos de apoyo entre los transeúntes, amas de casa y población en general aunque también de desaprobación por parte de automovilistas desesperados. Todo esto puede constatarse gracias a videos disponibles en internet. www.enlacecordoba.com/videos.html?task=viewvideo&video_id=112
La capacidad de movilización por parte de los estudiantes es por todos conocida, su vitalidad y frescura han sido siempre factor importante en el incesante flujo del cambio social. Empero, habrá que reconocer que los conflictos entre los empresarios del transporte urbano contribuyeron al fracaso, por el momento, del ajuste de los precios del pasaje urbano como consecuencia del aumento al diesel.
Abonó también a la causa estudiantil la coyuntura política, definida por el proceso electoral en ciernes lo que obliga a los actores políticos centrales a evitar el surgimiento de conflictos que puedan empañar lo. A ello se debió que las autoridades hayan respondido con rapidez. Para redefinir su postura utilizaron el argumento de que había concesionarios que se mantenían operando sin aplicar el aumento. En el proceso de reacomodo de la postura oficial la presión estudiantil fue clave, demostrando una vez más que las y los estudiantes de las universidades públicas de nuestro país son actores fundamentales para nuestro presente y sobre todo para nuestro futuro.
www.ladignavoz.com

miércoles, 25 de noviembre de 2009

La revolución ha muerto. ¡Viva la revolución!

Con motivo del noventa y nueve aniversario del inicio de la revolución mexicana, han aparecido una buena cantidad de artículos de opinión y ensayos que, en su inmensa mayoría, coinciden en la muerte de la revolución, en la necesidad de hacer borrón y cuenta nueva con la historia para trazar la ruta del presente y del futuro de México. Así, intelectuales adinerados y políticos socialdemócratas, gobernantes panistas y líderes de opinión, no ocultan una cierta satisfacción cuando tocan el tema.
Llama la atención que en la argumentación utilizada por los que pretenden enterrarla sin dejar huella se relacione su herencia directamente con la problemática actual -económica, política social y cultural. Los monopolios privados y públicos, la corrupción y el tráfico de influencias, la partidocracia ajena a las demandas de las mayorías y todos los males que se nos ocurran son el legado de la revolución por lo que resulta necesario acabar con el cultivo de su memoria.
Más allá de que la historia ha demostrado una y otra vez, en distintas partes del mundo, que no es posible para ninguna sociedad desaparecer de un plumazo su pasado y que intentarlo provoca males peores de los que se quieren evitar, el problema aquí reside en lo útil que resulta la muerte de la revolución para la derecha política y los intereses de los dueños de dinero.
Ello es así porque esta supuesta muerte de la revolución, además de mutilar o reinterpretar la historia para conveniencia de los poderosos tiene la finalidad real de difundir entre la población la idea de que hacer revoluciones no sirve para nada; de que rebelarse frente a las paupérrimas condiciones de vida de manera autónoma no cambia nada. Y es ahí en donde reside el secreto de ésta unanimidad de la opinión pública con respecto a la muerte de la revolución.
Es por eso que no se realiza un balance crítico de revolución, procurando distinguir entre lo que hay que desechar pero sobre todo de lo que hay que preservar. ¿Quién podría negar que los derechos sociales fueron y siguen siendo producto de la lucha social y una muestra positiva de la herencia revolucionaria? Claro, sólo lo hacen los que desde el poder se encargan hoy de desmantelar esos derechos: la educación, la salud y el trabajo. Son esos y sus corifeos los que quieren borrar de la memoria colectiva la gesta revolucionaria pensando que así neutralizarían el descontento social que nos rodea, para continuar viviendo a costa del trabajo ajeno. Para su desgracia la memoria colectiva no se borra con spots y ríos de tinta. Dichosos los pueblos que no han olvidado cómo rebelarse. Y México es uno de ellos. La revolución ha muerto. ¡Viva la revolución!

viernes, 6 de noviembre de 2009

La clave de la política fiscal en México: no escupir al cielo.

El mantenimiento de los privilegios fiscales para las grandes empresas que operan en nuestro país constituye un factor político a considerar en un contexto de polarización social creciente y desempleo rampante. La discusión en el Congreso con respecto al presupuesto federal ha mostrado algunas diferencias entre las elites políticas y económicas, llevando incluso a que Calderón cometa deslices poco frecuentes entre los gobernantes al acusar a las grandes empresas de no pagar sus impuestos. Sobra decir que al otro día reculó y las cosas quedaron igual.

Para nadie es un secreto que la política fiscal del gobierno mexicano está orientada a promover los regímenes especiales con el argumento de que sólo así se puede atraer la inversión y generar empleos y bienestar. Pero que dichas políticas se exhiban y discutan sin tapujos en la prensa nacional, dadas las circunstancias, no parece recomendable para los dueños del dinero y sus representantes en el seno del estado.

Habrá que recordar que uno de los factores que alentó la revolución francesa en 1789 fue la crisis económica por la que atravesaba Francia y el cinismo de los grupos dominantes, lo cual tuvo enorme repercusión entre las clases medias y bajas, quienes entre otras demandas exigían el cobro de impuestos a la nobleza, que gozaba de una exención del pago de impuestos, a diferencia de la mayoría de los franceses.

El que en nuestro país exista un impuesto sobre la renta para profesionistas y trabajadores cercano a un 30% de sus ingresos mientras que las grandes corporaciones paguen sólo el 1.5% nos demuestra que no hemos avanzado mucho en política fiscal desde el siglo XVIII. Seguimos viviendo en un sistema económico que se sostiene gracias a la sistemática intervención del estado para favorecer a los dueños del dinero.

Me parece que esta exposición de los privilegios fiscales que disfrutan unos cuantos abona en el proceso de politización del malestar social que vivimos. Lo hace porque nos muestra la verdadera naturaleza del estado contemporáneo, su visión y su misión, que no es otra que el mantenimiento de las mejores condiciones para la acumulación de riqueza en pocas manos. En este contexto, que un secretario de estado declare que existe riesgo de un estallido social parece un chiste de mal gusto o más bien una estrategia para fomentar el miedo y seguir como si nada. Pero de reformar la política fiscal y establecer un equilibrio duradero en las finanzas públicas nada. Sería como escupir al cielo, diría cualquier político experimentado.

jueves, 29 de octubre de 2009

Pensamiento y acción, dos caras de la misma moneda.

El sentimiento de angustia y desesperación de la población de nuestro país, generado por la debacle económica y las políticas depredadoras de nuestros gobernantes, está convenciendo a mucha gente de la necesidad de intervenir, de salir a la calle para defenderse y sobrevivir. Desde que llegaron los panistas al poder en el año 2000, la máscara del estado, que procuraba ocultar su estrecha relación con los dueños del dinero vía políticas clientelares y corporativas, se ha desvanecido, mostrando su verdadera naturaleza frente a todo el que quiera verla.

En efecto, cuando Vicente Fox inició su sexenio afirmando que su gobierno era de empresarios y para empresarios, amplios sectores de la ciudadanía empezaron a identificar a la maquinaria estatal como el principal aliado del capital garantizándole amplios margen de utilidad a costa de la pauperización de la vida de las mayorías. A lo largo de estos últimos diez años, las acciones gubernamentales, entre las que se distinguen el caso de Atenco, el de Oaxaca y ahora el del SME no dejaron lugar para pensar que Fox estaba bromeando.

En este contexto, uno se pregunta ¿Qué hacer? A riesgo de parecer inocente o iluso propongo simple y sencillamente una cosa: pensar. Como dice Santiago López Petit: “El pensamiento no sirve para luchar, sino que él mismo es lucha.” ¡Cuánta razón tiene el catedrático español! Y es que normalmente se identifica a la acción de pensar como un acto pasivo, a diferencia de la acción material, que es el acto activo por excelencia. ¡Deja de estar pensando y actúa! parece decirnos el sentido común.

Sin embargo, el pensamiento es fundamental, no sólo para darle un sentido a la acción sino una dirección, un objetivo. Así, el pensamiento nos obliga primero a pensar en contra del propio acto de pensar, criticando las ideas dominantes, que nos impiden actuar en libertad; pero también es definir una estrategia, diseñar un horizonte de destino.

Por lo tanto, es necesario incentivar el pensamiento y verlo como la acción por excelencia y no como un acto de cobardía o simple escepticismo. En la medida en que lo hagamos estaremos enfrentándonos a los problemas que nos acosan y de paso seremos más resistentes a la demagogia y el cinismo típico de nuestros gobernantes. Y créanme será tanto o más importante que cualquier acción directa. No en balde los medios de comunicación han cobrado gran importancia en el mantenimiento de la dominación. Su misión radica en bloquear el pensamiento, oscureciendo y manipulando la información.

Termino entonces volviendo a citar a López Petit, quien afirma “No es suficiente afirmar que tenemos que atacar la realidad, debemos dotarnos de las armas y de las estrategias para poder hacerlo.”(http://www.rebelion.org/noticia.php?id=94024)

viernes, 23 de octubre de 2009

La ley K, contra los monopolios mediáticos.

Si en los años de la guerra fría los ejércitos latinoamericanos, asesorados o azuzados por el Pentágono, fueron la punta de lanza para la defensa de los intereses oligárquicos en la región, hoy por hoy son los medios de comunicación y los merolicos de los noticiarios televisivos los encargados de ir al frente en la defensa de los poderosos. La tortura física a destacados miembros de la sociedad civil o el toque de queda no han desaparecido como métodos para promover el miedo (véase el caso de Honduras) pero han sido gradualmente sustituidos por la manipulación masiva que las televisoras realizan sobre la población 24 horas al día.

La estrecha relación que guardan los medios, en particular la televisión, con la clase dominante y la política en Latinoamérica y el mundo es inocultable. La llegada al poder político de Collor de Melo en Brasil o la de Berlusconi en Italia demuestran que una de las armas más importantes para imponerse en las elecciones es contar con el favor de los medios de comunicación. Aquí en México, las elecciones del 2006 demostraron que la tendencia a que los medios sean un actor político central e incluso inclinen la balanza a favor de tal o cual candidato fue más que evidente.

En ese sentido, la ley de medios que ha sido aprobada recientemente en Argentina me parece una reacción positiva al crecimiento perverso del poder mediático en nuestras sociedades. Y además lógica; si lo que se procura en la democracia es proteger a las minorías de la aplastante mayoría, habrá que darles voz a esos grupos vulnerables para hacerse escuchar y defender sus intereses.

El que la ley K -como ha sido llamada en alusión a la presidenta Kirtchner- divida el espectro radioeléctrico en tres áreas, la pública, la privada, la social, y limite la cantidad de concesiones que puede tener cualquier persona o grupo empresarial para evitar la concentración de medios y de poder, no es más que el reconocimiento de la necesidad de acotar la tendencia a la monopolización de los medios masivos de comunicación.

Lamentablemente en México vamos al revés. En lugar de abrir el espacio radioeléctrico, el gobierno federal se empeña en mantener los monopolios a cambio de que promuevan sus objetivos personales. Al mismo tiempo ataca sin miramientos a las radios comunitarias y cualquier grupo que tenga la intención de limitar al duopolio mediático.

En todo caso la ley K representa una acción importante para reflexionar acerca de los medios de comunicación que queremos y que necesitamos. Su concentración atenta contra la paz social, pues acalla la diversidad social e impone la visión de los fuertes, agravando el malestar social y desigualdad. Las y los argentinos ya empezaron a caminar en dirección opuesta. Y nosotros, ¿hasta cuándo?

jueves, 15 de octubre de 2009

Las verdaderas causas del golpe contra el SME

La cargada política y mediática de buena parte de la opinión pública, sobre todo televisoras y prensa nacional, en contra del Sindicato Mexicano de Electricistas tiene por objetivo ocultar las verdaderas razones de la acción de Calderón. La campaña mediática que señala a los altos costos, las deficiencias en el servicio y la corrupción sindical de la compañía de Luz y Fuerza del Centro exime de responsabilidad al propio gobierno federal, que se encargó de desmantelarla y corromperla para después desaparecerla. Pero sobre todo omite el hecho de que lo que está en juego es el servicio de internet y televisión, que gracias a la fibra óptica que la compañía en cuestión ha venido instalando, la colocaría en una posición inmejorable para competir con el duopolio televisivo y el monopolio de Telmex así como cualquiera que quiera invertir en el sector.

El argumento esgrimido por el gobierno federal para asaltar las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro gira alrededor de su inoperancia financiera y a los problemas en el servicio. Así como todos sabemos que el servicio tiene deficiencias también sabemos que hay grandes compañías privadas y dependencias de gobierno local y federal que no pagan la energía que consumen. A esto se podría agregar la especie de que el sindicato es corrupto y sobre todo, opuesto a las políticas del ejecutivo federal y simpatizante del lopezobradorismo, pecado éste último inadmisible para Calderón y su grupo.

Pero todo lo anterior es sólo una cortina de humo, pues nadie asume que la chamusquina va a seguir, afectando ahora a sindicatos sometidos al panismo, como el de PEMEX o el de la SEP, que siguen tan campantes. El mensaje es claro: los sindicatos pueden ser todo lo corrupto que quieran, siempre y cuando apoyen al presidente pues en caso contrario… Por lo que respecta a la eficiencia en el servicio, si se aplicaran los mismos parámetros, habría que empezar por desaparecer a la secretaría de Hacienda o a la de Seguridad Pública, que se llevan las palmas en ineficiencia y corrupción, no se diga en lo que nos cuestan.

Por lo tanto, no es el argumento político o de eficiencia el que inspira realmente las acciones punitivas de Calderón. No, son los negocios y las ganancias las que están en juego. Las grandes compañías de la comunicación en el mundo no van a tolerar competir con una compañía nacional en el mercado de las telecomunicaciones. Nomás faltaba. Y es que en el contrato colectivo de LyFC se estipula: “…si a una empresa se le concede el usufructo de alguna infraestructura de Luz y Fuerza del Centro, el sindicato tendría el derecho de tener una concesión espejo para dar el mismo servicio.” La lógica de la acumulación y concentración de capital es la que está en juego con todo esto. Las élites económicas y políticas de este país siempre han estado en contra de los sindicatos, más aún si son nacionalistas y proclives a apoyar las causas de la izquierda política. Pero si además se quieren anotar para el reparto de la riqueza y competir, el desafío es intolerable. Como siempre, atrás de las causas aparentemente justas está el poderoso caballero, Don Dinero.

lunes, 12 de octubre de 2009

¿De qué le sirve al PRI involucrarse con la figura de Salinas?

Las economías de Latinoamérica han sufrido el impacto de la crisis económica de manera diferente. El factor determinante para medir los estragos gira alrededor del nivel de dependencia con la economía estadounidense y es por eso que México está a la cola de la recuperación en la región. Gracias al Tratado de Libre Comercio, nuestra economía depende casi completamente del mercado de los Estados Unidos y hoy por hoy, más que procurar una salida de la crisis, la economía mexicana está subsidiando la recuperación de nuestros vecinos del norte.

Las relaciones económicas entre México y los Estados Unidos han sido siempre ambivalentes: por un lado nos ha beneficiado la cercanía con el mercado más importante en el mundo, eso no se puede negar, pero por el otro, los costos han sido muy altos, sobre todo por estar encadenados a la suerte de dicho mercado y en esa medida alejados de una economía diversificada, que en el lenguaje popular se traduciría en la vieja receta de no poner todos los huevos en la misma canasta.

En ese sentido resulta preocupante observar que la clase política de este país no está pensando en cambiar el rumbo sino en aferrarse a seguir dependiendo de los Estados Unidos y su futuro económico. No puedo pensar en otra cosa cuando veo que buena parte del los dirigentes y miembros distinguidos del PRI le hace caravanas y fiestas al artífice de la dependencia económica y política de México para con EU. Si me refiero a Carlos Salinas.

A pesar de su pésima imagen pública, sobre todo con las mayorías de este país, el ex presidente está empeñado en mejorar su imagen pública. Primero apareciendo en fiestas privadas de la nomenclatura priista como bodas y bautizos así como en la portada de revistas que se dicen serias; y luego dando conferencias –sobre las causas y posibles salidas de la crisis actual, vaya ironía- escoltado por gobernadores en funciones como el de Veracruz.

Entiendo que el ex presidente trate de revertir la pésima opinión que tenemos la mayoría de los mexicanos y mexicanas de él. Para un hombre que creyó tocar el cielo debe ser muy difícil aceptar que debe evitar caminar en la calle para no ser insultado por sus compatriotas, en el mejor de los casos. Pero lo que resulta más difícil de entender es el afán de sus compañeros de partido, algunos de ellos antiguos discípulos y admiradores, para ayudarlo en tan inútil tarea. ¿De qué les sirve a los priístas involucrarse con la figura de Salinas a estas alturas? ¿Será que Salinas se está vendiendo como el fiel de la balanza para evitar conflictos entre los suspirantes del PRI a la presidencia en el 2012, allanando así el camino para su regreso triunfal a Los Pinos, a cambio de su rehabilitación como figura pública?

jueves, 1 de octubre de 2009

La hora de Latinoamérica

La política exterior del gobierno de los Estados Unidos hacia Latinoamérica es bastante simple: reforzar la ocupación militar para asegurar su control como última trinchera frente a su evidente decadencia. Su derrota en Vietnam provocó que los estrategas yanquis miraran con mayor detenimiento al sur del Rio Bravo. Después de todo su fracaso en oriente marcó los límites de su poder militar en el mundo. No en balde China es hoy un fuerte candidato para colocarse en el lugar que están desocupando nuestros vecinos.

El anuncio que hiciera el presidente Uribe de la eventual construcción de siete bases militares en suelo colombiano ha levantado una ola de protestas entre los gobiernos sudamericanos y parte de sus sociedades. Los argumentos giran alrededor de la sospecha de que las intenciones del ejército estadounidense tienen más que ver con el control de los recursos naturales de la Amazonia y la ventaja estratégica militar para instrumentar una invasión a cualquier país latinoamericano, que con una supuesta lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.

Dado el historial en las relaciones entre los Estados Unidos y Latinoamérica no parece descabellado pensar en futuras invasiones, menos sutiles que en Honduras, para meter en cintura al valiente que quiera disputarle sus privilegios en la región. Sobre todo si controla cada vez menos el resto del mundo y si además su control económico se debilita. Prueba de ello es el caso de Brasil, que no depende ni de cerca del mercado estadounidense y más bien estrecha cada vez más sus relaciones con China y la Unión Europea, así como con sus vecinos.

Es por eso que frente a su acusada debilidad económica, Barack Obama no duda en continuar los planes militares de baby Bush para detener la caída hasta donde se pueda, agarrándose del que tiene más cerca. Aquí lo que está en juego es la posibilidad de que los países latinoamericanos se liberen de su condición de colonia yanqui para mejorar las condiciones de vida de sus integrantes; y de paso dándole el último empujoncito al imperio para que se baje del macho. En caso contrario nos degradaremos como sociedades, al ritmo de la decadencia de los que fueron amos del mundo y de vez en cuando recordaremos que tuvimos la oportunidad de cambiar la historia pero que la dejamos ir por miedo, si, por miedo de asumir la responsabilidad de decidir nuestro destino.

La administración del caos y la angustia social, signos de nuestro tiempo.

Los acontecimientos recientes en el aeropuerto internacional y el metro Balderas en el Distrito Federal son producto de la desesperación y la angustia provocada por la parálisis o negligencia de los gobiernos del mundo, frente a los grandes problemas sociales contemporáneos.

El intenso bombardeo de información, a través de los medios de comunicación, con temas como el calentamiento global, la violencia, el hambre y la marginación, las epidemias y las guerras están generando una tremenda carga de angustia entre la población. La parálisis o negligencia de los gobiernos en turno provoca que las personas realicen acciones desesperadas para llamar la atención de sus representantes para tratar de motivarlas a hacer su trabajo.

Las coincidencias entre estos dos casos son evidentes a primera vista. El presunto secuestrador del avión tenía como objetivo hablar con el presidente Calderón para hacerle llegar un mensaje divino; la balacera en el metro Balderas tenía el mismo objetivo, inspirado en una revelación también venida del cielo. Sobra decir que cuando los poderes terrenales no son capaces de ofrecer un mínimo de tranquilidad a su población, ésta se ve obligada a redirigir sus esperanzas al reino de los cielos, con todas las consecuencias que podría acarrear algo como eso.

La reacciones del gobierno federal y de la ciudad de México fueron, por decir lo menos, oportunistas. Al policía asesinado se le rindieron honores de héroe y a la familia del albañil se le prometió el oro y el moro, a manera de compensación. Pero tanto uno como otro comparten la idea de deslindar dichos acontecimientos de la coyuntura que vivimos. El propio secretario de Gobernación fue explícito al apresurarse a declarar que las emergencias no tenían nada que ver con lo que está pasando en México.

Pero la percepción de la ciudadanía va en el sentido contrario. Para ella es innegable que la desesperación está tocando a su puerta mientras que las instituciones políticas y sociales están mirando para otro lado. Las consecuencias, por el momento, se limitan a acciones aisladas que no ponen en riesgo el sistema dominante. Sin embargo, demuestran claramente que el debilitamiento de la soberanía de los estados nacionales está creciendo y que la percepción de la población acerca de sus instituciones se mueve entre el escepticismo y el cinismo, no teniendo más opción que la esperanza del favor divino.

Esto no le conviene a nadie pero no se ve que las cosas vayan a cambiar a corto plazo. ¿Cuántos asesinatos y secuestros harán falta para que los gobiernos reaccionen? Peor aún ¿Será que todavía tienen la capacidad para reaccionar? En mi humilde opinión, no estamos frente a un estado fallido sino frente a un estado que apuesta a la administración del caos como la mejor manera de seguir favoreciendo los intereses de unos cuantos. Pero en uno de esas…

martes, 22 de septiembre de 2009

La matanza de Acteal sigue esperando justicia.

La decisión de la Suprema Corte de Justicia que dio paso a la liberación de algunos de los indígenas chiapanecos encarcelados por su participación en la matanza de Acteal nos demuestra, una vez más, que sus integrantes están para garantizar la impunidad de los crímenes cometidos por el Estado mexicano y no para proteger a la ciudadanía de los abusos de poder. Con el argumento de que los procesos judiciales contenían serias irregularidades los magistrados cerraron la última puerta para posibilitar el esclarecimiento de la matanza.

Concediendo que los procesos judiciales en cuestión hayan estado mal integrados –probablemente con la intención de ocultar la verdad- la resolución de la Corte ignoró el problema de fondo, que fue el involucramiento del ejército federal, de la policía estatal y de todo el aparato de los gobiernos federales y estatales en la matanza. Si se hubiera tomado en cuenta lo anterior, los magistrados debieron haber sugerido la reposición de los procesos pero la idea era precisamente cortar de tajo la posibilidad de que la verdad saliera a la luz.

La importancia del caso obligó al Estado mexicano a utilizar todos los recursos a su alcance: la ofensiva mediática que iniciaron el año pasado los intelectuales afines al poder, encabezados por Héctor Aguilar Camín y su grupo; la defensa de los presuntos responsables de la matanza por el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE); al propio poder judicial para acabar de una buena vez con el problema; y la manipulación de la opinión pública por medio de reportajes en radio y televisión mostrando a los victimarios como víctimas.

El crimen de Estado tiene la misión de enviar un mensaje contundente a la ciudadanía, subrayando los límites de la participación política -en particular de los movimientos sociales- que desafíe a las políticas públicas y los proyectos de desarrollo oficiales. Pero además posee la virtud de demostrar la magnitud del castigo y la nula posibilidad de utilizar las instituciones de la república para lograr el esclarecimiento de los hechos. Por lo que toca a la matanza de Acteal, el Estado simplemente quiso imponer la versión más cómoda: la violencia fue producto de un pleito de indios. Con ello confirmó la estrategia de una guerra de baja intensidad en Chiapas, con el objetivo dividir y enfrentar a los integrantes o simpatizantes del movimiento neozapatista, y por el otro lado, de cara al resto del país, de la barbarie que impera entre los indios del sureste mexicano y la necesidad de domesticarlos, por la buenas o por las malas.

Así las cosas queda claro que el poder judicial no está para hacer justicia; está para apoyar al poder en lo que sea necesario, incluso garantizándole impunidad. Así que nadie se sorprenda del fallo. La sorpresa hubiera que hubieran hecho lo contrario. Mientras tanto, en Acteal siguen esperando justicia.

lunes, 21 de septiembre de 2009

¿Para que se festeja la independencia nacional?

Con la cruda moral -que no etílica- de los festejos de nuestra maltrecha independencia nacional, parece inevitable reflexionar acerca del significado de la principalísima festividad cívica en este país.

Salta a la vista, en primer lugar, la fastuosidad y el dispendio de nuestros gobiernos por celebrar lo que, dadas las circunstancias, resulta comprensible pero inútil. Se entiende que la clase política y los dueños del dinero atrás de ellos se preocupen por cultivar y motivar el amor a la patria, pues gracias a dicho sentimiento la ciudadanía estará más dispuesta a apretarse el cinturón y apechugar con las medidas draconianas que están por venir: ¡sacrifícate por México! aunque no todos se aprieten el cinturón por igual y algunos, más bien, estén pensando en agregarle un agujero más para que quepa lo que se van a embolsar vía transferencias de recursos públicos, regímenes fiscales especiales o aumentos de sueldos y bonos.

Pero toda la parafernalia nacionalista no dura más de un día pues al siguiente, o sea hoy, las cosas retoman su curso y la realidad se impone sin miramientos. Y esa realidad es el franco y evidente sometimiento de los intereses nacionales (sea esto lo que usted quiera) a las necesidades del capitalismo internacional y su maltrecha cabeza, los Estados Unidos. No faltan los ingenuos que se preguntan ¿por qué en los países de primer mundo los impuestos bajan y los estímulos al consumo aumentan, mientras que en este país sucede lo contrario? Pero que esperaban. ¿Hasta cuándo se va a asumir que la existencia de un sistema económico interestatal impone funciones ineludibles para los países subordinados? Que el 80% de la riqueza producida en el mundo está para financiar el enorme déficit fiscal del gobierno estadounidense.

En este sentido, la misión de la exacerbación de los sentimientos nacionales por medio de festejos de relumbrón, radica en ocultar la subordinación sistemática de las economías y los gobiernos nacionales periféricos a los intereses de las corporaciones internacionales. Miénteme pero no me dejes, parecemos decirle a ésa construcción social llamada México, mientras devoramos los chiles en nogadas, el pozole, las garnachas y los regamos con generosas porciones de tequila. De otro modo tendríamos que reconocer la dura verdad de que la soberanía nacional es un cuento chino de los mandones para sacarnos más jugo. Y ésa es la cruda moral a la que me refiero. ¡Salud!

¿Para qué empeñar el futuro?

Para enfrentar la crisis económica, la economía familiar tiene dos opciones: bajar el nivel de consumo o empeñar el futuro (léase, por ejemplo, abandonar la idea de que todos los hijos irán a la universidad) para seguir pagando las mensualidades del automóvil, los tiempos compartidos en alguna playa del país, o los pagos de la tarjeta de crédito. O sea, hoy nos la pasamos bien; mañana quien sabe. Ese es el dilema que buena parte de las familias mexicanas tienen que asumir hoy.

Bueno, pues lo mismo está pasando con el gobierno del estado de Veracruz, que en lugar de bajarle a la renta de espacios en televisión para promover a sus dirigentes, a los sueldazos de funcionarios de todos los colores, más viáticos, bonos y lo que se acumule, han decidido bursatilizar los ingresos futuros para salir del bache.

¿Que diablos es eso de al bursatilización? Muy fácil: vender los ingresos del futuro para gastarlos hoy. Esto es muy grave pues la administración actual está extralimitando su periodo de gobierno, ampliando su presupuesto con dinero que le está quitando a las futuras administraciones. En términos financieros es cavar un pozo para tapar otro. En términos políticos es ampliar su mandato utilizando ingresos públicos que no le corresponden.

Ni para que entrar en el tema de para que se va usar ese dinero. Baste decir que lo que se está haciendo es simplemente cubrir los huecos de los gastos que dejaron las elecciones pasadas con dinero que no le pertenece a la administración actual. Al igual que parte de las familias mexicanas –aquéllas que tienen el dudoso privilegio de contar con crédito- el gobierno veracruzano se va por el hoy despreciando el mañana.

La pregunta prevalece: ¿Por que un gobierno que sólo tiene seis años dispone de los ingresos de los próximos diez o veinte años? Una cosa es segura: no van a ser ellos los que rindan cuentas de la crisis financiera de las próximas administraciones. Y al final vamos a ser usted y yo los que paguemos los platos rotos.

Entiendo que los padres de familia se la jueguen empeñando su futuro. Después de todo es su dinero y su futuro. Pero ¿con que derecho los políticos de hoy disponen de los recursos públicos de mañana y del futuro de la sociedad veracruzana en su conjunto? Esto sin mencionar el jugoso negocio para las bolsas de valores, que se dedicarán a especular con recursos públicos. Al final salen ganando nuestros representantes y los financieros internacionales. Unos porque contarán con más margen de maniobra para promover sus propios intereses políticos; los otros ganando millonadas con dinero público barato. Lo que resulta evidente es el desprecio por el sentido común, tanto en la esfera privada como en la pública, y el triunfo del corto plazo pues en el largo plazo todos estaremos muertos.

jueves, 13 de agosto de 2009

Participación política: ¿cooperación o competencia?

En la coyuntura actual, la participación política ha sido vista como el espacio privilegiado de la acción ciudadana para elegir a sus representantes por medio del voto. En los hechos, toda otra forma de participación que no sea la electoral es vista con desconfianza y eventualmente como una amenaza para la incipiente democracia en México. Pero no sólo se participa en política votando el día de las elecciones; si así fuera la democracia sería débil y poco propensa al cambio social.

Hay que distinguir otros modelos de participación, que junto con las elecciones, conforman el espectro de la participación política en las sociedades contemporáneas y que abren espacios para la acción colectiva. Me refiero sobre todo a los movimientos sociales, agentes fundamentales del cambio social en las sociedades contemporáneas.

La participación política no es exclusiva de estados democráticos sino de cualquier régimen político. El fascismo, por ejemplo, tenía espacios de participación que encauzaban las relaciones entre el estado y la sociedad. Sería difícil saber cuanta de esa participación era inducida y cuanta libre, pero en las sociedades contemporáneas se pueden distinguir formas de participación política, independientemente del régimen en el que opere.

El elemento central de la participación política es, en mi opinión, la cooperación entre individuos. Ya sea de manera individual o colectiva, la participación es siempre cooperación, procurando mantener o cambiar la realidad social pero con otros. Pero en una sociedad que ensalza las virtudes del individualismo, los movimientos sociales son vistos como un atentado contra la individualidad, que fundida con la masa, convierte al ciudadano en un ser irracional.

En este sentido, la criminalización de los movimientos sociales está dirigida a evitar que las personas se reconozcan en otras personas y por lo tanto permanezcan aisladas, compitiendo entre sí, para ser manipuladas mejor por los políticos. Lo mismo sucede en otros ámbitos de la vida social como el trabajo y la escuela, que refuerzan la idea de que el ciudadano tiene que arreglárselas solo, a costa de su vecino o del que se deje. O peor aun, este individuo aislado sólo cuenta con la benevolencia del líder, del gobernante, del empresario, del director escolar para lograr sus objetivos.
Tal vez ésta sea la causa de que líderes de movimientos sociales sean encarcelados por muchos años mientras que los individuos que practican sistemáticamente la corrupción y el tráfico de influencias, dentro y fuera de las instituciones políticas sean tratados con infinita benevolencia por el sistema judicial. ¿Hasta cuándo? Hasta que nos demos cuenta de que los problemas sociales deben ser resueltos por nosotros mismos, de manera autogestiva, y no por una representación política en estado de putrefacción y empleada de los poderosos. Pero ¿será que esto se enseña en las escuelas y universidades?

sábado, 8 de agosto de 2009

Pobre universidad, tan lejos de la democracia y tan cerca de la burocracia política.

La derechización de la política como consecuencia de la crisis de acumulación capitalista contemporánea tiene impacto en varios ámbitos de la vida social de nuestro país. Ya comentaba la semana pasada que la representación política emanada de las pasadas elecciones hará todo lo posible para seguir favoreciendo una salida a la crisis que beneficie a minorías selectas a costa de las mayorías. Además, el reforzamiento de la salida militar al conflicto con el narcotráfico, ha estado reduciendo las libertades civiles y políticas, aplastando las protestas de los movimientos sociales y de todo aquel que se atreva a desafiar al régimen.

Por si fuera poco lo anterior, la derechización de la política también está contribuyendo a favorecer el autoritarismo y la antidemocracia en el sistema de educación superior de México. El caso del relevo en la rectoría de la Universidad Veracruzana es una buena muestra de ello. La inmensa mayoría de los actores políticos locales ha coincidido en que el proceso de selección del rector es bastante opaco y profundamente autoritario. Por eso no hay proyecto de largo aliento ni nada que se le parezca.

Es evidente que las formas de elección del rector de la UV, y de la inmensa mayoría de las universidades públicas, no corresponden con la realidad política nacional, la cual supuestamente apunta al fortalecimiento de la democracia como principio básico de convivencia social. ¿Cómo es posible que a los estudiantes y profesores universitarios se les invite a votar en las elecciones y al mismo tiempo se les impida participar en la designación del líder de su comunidad? ¿Por qué un ciudadano puede elegir a sus representantes políticos y sin embargo se le margina de un proceso fundamental para la comunidad universitaria y para el país? ¿O usted cree que se nace siendo democrático? ¿No sería más realista pensar que la democracia puede fortalecerse gracias a su difusión y práctica cotidiana en los espacios en donde se preparan los futuros líderes de nuestra sociedad?

La consecuencia de apartar a la comunidad universitaria de la sucesión del rector es, al mismo tiempo, su causa: la burocratización de la educación superior y de la investigación. Gracias a que se coloca a los burócratas y administradores en las universidades públicas -por encima de todos los demás grupos universitarios, fundamentalmente académicos, investigadores y estudiantes- éstas se convierten en cajas de resonancia del poder en turno, evitando por cualquier medio la organización y participación de la inmensa mayoría de la comunidad en cualquier asunto que tenga que ver con su problemática.

Al final, las universidades públicas se convierten en una dependencia de gobierno, en plataformas para robustecer el futuro político de los nuevos suspirantes. La generación de conocimiento en un contexto democrático es lo último que semejantes personajes quisieran ver, pues representaría un serio obstáculo para lograr sus objetivos y los de sus amos. Pobres universidades, tan lejos de la democracia y tan cerca de la burocracia política.

Las estrategias de las campañas electorales

Para abundar en las causas del desprestigio de los partidos y la democracia en nuestro país, bastaría revisar los ejes temáticos sobre los que giran las campañas mediáticas y sus características. En tiempos en los que la mercadotecnia política define los temas y estrategias de campaña, puede resultar revelador el identificar la idea central que define el discurso de los candidatos.

Empecemos con el PAN, que debido a que cuenta con que uno de sus militantes ocupa la silla presidencial la estrategia de la campaña es muy simple: utilizar la figura presidencial como aval para pedirle el voto al ciudadano. La idea básica de la campaña panista es que si votas por el PAN estás apoyando al presidente de la república en su lucha contra el narcotráfico. El chantaje está en el centro de la campaña panista pues se podría inferir que si no se vota por el PAN se está votando por los narcos.

Por su parte, el PRI difunde la idea de que la experiencia es fundamental para enfrentar los retos que la sociedad coloca en el centro del debate: la seguridad y el empleo. Pero para que la cosa funcione le agregaron la idea de que ésa experiencia se caracteriza por una nueva actitud, aunque no queda claro cuál sea ésta. Simplificando, frente a la debilidad del gobierno federal para enfrentar la crisis económica y social en que vivimos, el PRI se adueña del discurso opositor alegando que ellos sí saben cómo hacer las cosas y además que tienen una nueva actitud. Esto mismo dijo Madrazo en su intento por llegar a la presidencia en el año 2000, con los resultados de todos conocidos.

Por último, el PRD, más allá de la confusión que pueda generar el conflicto entre la dirigencia y el lopezobradorismo, promueve soluciones viejísimas y totalmente fuera de contexto para enfrentar el desempleo. Es el caso del spot en donde la niña le pregunta a Jesús Ortega cómo hacerle para enfrentar la pérdida de empleos, a lo que éste contesta que hay que consumir productos fabricados en México, como si éstos no hubieran prácticamente desaparecido frente a la oleada de productos chinos. La propuesta, que se basa en una campaña de los años setenta que decía: lo hecho en México está bien hecho, demuestra que el señor Ortega no se ha actualizado y sigue pensando como si estuviera en el siglo pasado.

Estas propuestas sólo evidencian el bajo nivel de las campañas y las falacias que componen su discurso político. La estrategia de los partidos es muy simple: ocultar la falta de propuestas articuladas con las demandas sociales utilizando vaguedades y lugares comunes. Si a esto agregamos las enormes cantidades de recursos públicos utilizados para difundir las pues tenemos un panorama desolador, que puede darnos una idea de algunas de las razones por las que el votante no presta mucha atención a las campañas, o mejor dicho, le causan malestar e irritación.

sábado, 18 de julio de 2009

Democracia y dictadura.

Decía Charles Boukowski que “La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes". Después de las elecciones intermedias en México la frase cobra sentido pues nadie en su sano juicio puede creer que los diputados electos van a legislar pensando en los votantes y en el interés general. Lo más probable es que piensen en el 2012 y en su futuro político.
Seguramente no veremos surgir leyes que protejan a los trabajadores, a los desempleados, a las mujeres y a los jóvenes de los estragos de la crisis económica. Tampoco veremos como modifican las lagunas legales del código electoral que hacen posible que los gobiernos de los estados lleven mano en las elecciones, por encima del gobierno federal, que también hace su luchita utilizando todos sus recursos para manipular a la ciudadanía. Mucho menos veremos leyes que acoten el uso discrecional del presupuesto, ya sea dejándo de ejercerlo para desviarlo vía fideicomisos o simplemente favoreciendo con transferencias de recursos públicos a los amigos del dueño del poder ejecutivo.
Lo más probable es que veamos como nuestros representantes se pondrán a trabajar para favorecer a los grandes intereses empresariales, nacionales y extranjeros, que viendo sus ganancias afectadas por la crisis exijan mayores apoyos e incentivos para salir adelante y volver a los buenos tiempos.
Así las cosas, estarán en el tintero de la siguiente legislatura federal tres grandes reformas: la fiscal, la energética y la laboral. Todas ellas con un solo objetivo: joder al jodido, o como dicen algunos, impulsar el desarrollo económico. La reforma fiscal girará seguramente alrededor de la idea de gravar alimentos y medicinas para cubrir el hueco en la recaudación fiscal, provocada principalmente por la evasión fiscal de los grandes y no tan grandes empresarios nacionales y la negligencia de la secretaría de Hacienda para cobrarles a las grandes corporaciones internacionales, a las cuales les exenta del pago y según ellos, atraer inversiones al país. La energética buscará acabar de una vez con lo poco que queda de PEMEX y de Comisión Federal de Electricidad, y así impulsar el desarrollo… pero de empresas como Halliburton o Shell. Pero para que quede todo bien amarrado y las ganancias vuelvan a crecer habrá que modificar la ley laboral y acabar con el viejo modelo corporativo, en donde el estado fungía como mediador entre el capital y el trabajo. Para ello se buscará flexibilizar (¡vaya eufemismo!) las relaciones laborales instituyendo el pago por horas y demás acciones que permitan explotar mejor a los trabajadores.
Así que el loco de Boukowski no andaba tan perdido. Ya votamos por ellos; ahora habrá que obedecerlos. Pero eso si, la democracia se fortalece, o al menos eso dicen los ganadores.

viernes, 17 de julio de 2009

Los estímulos para la recuperación económica en México

Nuevamente estamos en presencia de una de las muchas maneras por las cuales el estado beneficia con transferencias directas de recursos públicos a destacadas personalidades -representantes de facciones políticas y grupos empresariales- de nuestro país, Como en el pasado la legalidad republicana es pervertida con fines de lucro, con el apoyo de las propios poderes del estado y sus instituciones, las cuales parecen diseñadas para facilitar estos ‘estímulos’ selectivos con el supuesto fin de impulsar los negocios.
Es el caso de los terrenos en donde está ubicado el corredor industrial de Altamira, Tam., que alberga a varias empresas internacionales y nacionales y que fue expropiado en 1981 por el gobierno federal para iniciar un proyecto que hoy está en plena madurez. Resulta que los ejidatarios perjudicados por el decreto expropiatorio iniciaron acciones legales para recuperar sus tierras. Así fue como contrataron al bufete de abogados encabezado por Diego Fernández y Antonio Lozano Gracia y aunque usted no lo crea, ganaron, desde el 5 de noviembre del año pasado, cuando el ejecutivo federal firmó el decreto que anula la expropiación, acatando el mandato del juez.
Comenzó entonces el proceso de avalúo de los terrenos -que hoy valen mucho debido a la inversión que se ha venido localizando en la zona- y se calculó que la indemnización puede llegar a 1500 millones de pesos (www.jornada.unam.mx/2009/07/08). Todo el proceso impecable en términos judiciales, pero al final nos encontramos con la vieja receta que favorece intereses selectivamente. Los ejidatarios no van a recibir tierra, y si se duermen no van a recibir mucho dinero; la parte de león será en buena parte, otra vez, para los expertos en explotar los generosos resquicios de la ley.
El fondo de la cuestión no tiene mucho que ver con la justicia sino con la transferencia de recursos públicos a manos privadas, con la vacuna de la legalidad, que no evita que sea evidente que los vacíos legales son, más bien, estímulos a la creatividad empresarial. La anulación de la expropiación no pretende hacerle justicia a un grupo de ejidatarios despojados (vaya usted a saber cuanto les dieron en 1981 como indemnización) sino a un grupo de viejas amistades para fortalecer las alianzas políticas, hoy mas necesarias que nunca, sobre todo con los recientes resultados electorales. Y si al mismo tiempo se estimula el crecimiento y el desarrollo económico, aunque sea solo de unos cuántos, pues que mejor.
En tiempos en donde todos los países están pensando en como salir de la crisis económica, habrá que considerar a este tipo de estímulos como una aportación de la creatividad nacional para la solución de la crisis económica en el mundo. Ya a estas alturas todo sirve o podría servir ¿No?

jueves, 9 de julio de 2009

A ver si es cierto Obama

Ya dijimos antes en este espacio que Obama ancló su campaña en la idea de que los Estados Unidos seguían siendo el centro del sistema-mundo precisamente cuando están empezando a no serlo, cuando su supremacía comercial, financiera y productiva pasó a la historia. La reciente crisis económica lo demuestra claramente, pero el primer presidente negro se encargó de vender la idea contraria… con gran éxito. No cabe duda que para ser un gran vendedor hay que saber decir mentiras que alimenten las ilusiones del comprador.
Lo peor de todo fue que sus habilidades histriónicas y sus mentiras ampliaron su radio de acción a Latinoamérica, promoviendo la esperanza de una relación más equilibrada y respetuosa entre los ciudadanos, políticos y algunos intelectuales, incluso de la izquierda. Todo ese entusiasmo por la llegada de Obama a la Casa Blanca está empezando a decaer. Una muestra de ello es el reciente golpe de estado en Honduras.
La reciente subversión del orden constitucional y político hondureño demuestra que las oligarquías latinoamericanas no están dispuestas a respetar las reglas del juego cuando sus intereses están en riesgo. Y tampoco les importa dar golpes de estado -como lo hicieron a lo largo del siglo XX- para mantener sus ganancias y su dominio intactos aun cuando ello signifique echarse en contra a la opinión pública internacional y a los jefes de estado de la región.
Así las cosas, todos los habitantes al sur del Rio Bravo que se entusiasmaron con la llegada de Obama a la presidencia estadounidense, lo voltean a ver esperando que su acción impida que los golpistas hondureños se salgan con la suya. La cosa no está fácil pues es un hecho innegable que el ejército hondureño ha sido uno de los más sometidos a las fuerzas militares estadounidenses, y que en el pasado fueron utilizadas por Estados Unidos para desestabilizar la región y favorecer sus intereses económicos. Dicho de otro modo, los gorilas no están actuando solos, sino de la mano de sus amos.
Por lo que se ve, el prestigio ganado por Obama a lo largo de la campaña electoral puede evaporarse rápidamente, al menos en Latinoamérica, si el golpe de estado se mantiene. Máxime si frenar a los golpistas puede favorecer la política de Chávez o Castro en la zona, que es lo que está en el fondo de todo esto. Mas que sus afanes reeleccionistas, lo que la oligarquía hondureña no le perdona a Zelaya es su alianza táctica con los países integrantes de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). Por lo tanto, lo que está en juego aquí es el fortalecimiento de las relaciones entre los países de Latinoamérica en detrimento de su dependencia de los Estados Unidos, piedra angular del poderío yanqui. No cuesta mucho trabajo saber para donde se inclinará Obama. Y si no que les pregunten a los pakistaníes, que siguen siendo bombardeados por aviones estadounidenses, como en los mejores tiempos de Bush.

jueves, 25 de junio de 2009

Las estrategias de las campañas electorales

Para abundar en las causas del desprestigio de los partidos y la democracia en nuestro país, bastaría revisar los ejes temáticos sobre los que giran las campañas mediáticas y sus características. En tiempos en los que la mercadotecnia política define los temas y estrategias de campaña, puede resultar revelador el identificar la idea central que define el discurso de los candidatos.

Empecemos con el PAN, que debido a que cuenta con que uno de sus militantes ocupa la silla presidencial la estrategia de la campaña es muy simple: utilizar la figura presidencial como aval para pedirle el voto al ciudadano. La idea básica de la campaña panista es que si votas por el PAN estás apoyando al presidente de la república en su lucha contra el narcotráfico. El chantaje está en el centro de la campaña panista pues se podría inferir que si no se vota por el PAN se está votando por los narcos.

Por su parte, el PRI difunde la idea de que la experiencia es fundamental para enfrentar los retos que la sociedad coloca en el centro del debate: la seguridad y el empleo. Pero para que la cosa funcione le agregaron la idea de que ésa experiencia se caracteriza por una nueva actitud, aunque no queda claro cuál sea ésta. Simplificando, frente a la debilidad del gobierno federal para enfrentar la crisis económica y social en que vivimos, el PRI se adueña del discurso opositor alegando que ellos sí saben cómo hacer las cosas y además que tienen una nueva actitud. Esto mismo dijo Madrazo en su intento por llegar a la presidencia en el año 2000, con los resultados de todos conocidos.

Por último, el PRD, más allá de la confusión que pueda generar el conflicto entre la dirigencia y el lopezobradorismo, promueve soluciones viejísimas y totalmente fuera de contexto para enfrentar el desempleo. Es el caso del spot en donde la niña le pregunta a Jesús Ortega cómo hacerle para enfrentar la pérdida de empleos, a lo que éste contesta que hay que consumir productos fabricados en México, como si éstos no hubieran prácticamente desaparecido frente a la oleada de productos chinos. La propuesta, que se basa en una campaña de los años setenta que decía: lo hecho en México está bien hecho, demuestra que el señor Ortega no se ha actualizado y sigue pensando como si estuviera en el siglo pasado.

Estas propuestas sólo evidencian el bajo nivel de las campañas y las falacias que componen su discurso político. La estrategia de los partidos es muy simple: ocultar la falta de propuestas articuladas con las demandas sociales utilizando vaguedades y lugares comunes. Si a esto agregamos las enormes cantidades de recursos públicos utilizados para difundir las pues tenemos un panorama desolador, que puede darnos una idea de algunas de las razones por las que el votante no presta mucha atención a las campañas, o mejor dicho, le causan malestar e irritación.

sábado, 20 de junio de 2009

La ley de la selva en Perú

El darwinismo social gira alrededor de la idea de que en las sociedades humanas sólo los más fuertes sobreviven, pasando por encima de los débiles que sólo estorban la inexorable marcha del progreso. Los principios que sostienen lo anterior son el racismo y la discriminación, ya que gracias a ellos es posible justificar el arrasamiento de comunidades y la privatización de bienes comunes. El progreso y el desarrollo económico, según los dueños del dinero, son los fines que justifican los medios y todo aquél que se oponga está sujeto al despojo y el asesinato.
Hace algunos días, el ejército peruano dio una ejemplo de cómo reaccionan el estado y la burguesía cuando alguien se atreve a desafiar sus planes, o mejor dicho, cuando alguien se opone al progreso y la ‘generación de empleos’, como cínicamente le llaman a la instauración de la explotación y la rapiña.
El 5 de junio pasado, el ejército peruano atacó a campesinos indígenas de la zona amazónica peruana, quienes bloqueaban el paso de vehículos para protestar por una serie de decretos que legalizan el despojo de sus tierras para que compañías internacionales saqueen las riquezas naturales de la región. La agresión por parte del estado peruano desencadenó una matanza en la que murieron indígenas y policías, provocando incluso un conflicto internacional, pues Alan García acusó a Bolivia y Venezuela de instigar a los indígenas para desestabilizar al Perú.
En su declaración oficial, Alan García afirmó que el conflicto es una simple “… conspiración en marcha que quiere evitar que utilicemos nuestras riquezas naturales”, que está en contra del progreso, podría agregarse. Vaya manera de ocultar el hecho de que el estado peruano actuó para proteger los intereses de las compañías internacionales que se dedican a saquear los recursos naturales alrededor del planeta. Al decir del sociólogo peruano de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Nelson Manrique, “Con este discurso, el gobierno alimenta un viejo prejuicio racista interiorizado en la sociedad peruana: el del nativo incivilizado..., inferior.” (http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=92349)
Como se ve, estamos frente a un típico caso de discriminación y racismo que justifica el desplazamiento y muerte de miles de indígenas que han vivido en la zona por siglos. Seguramente Alan García se preguntó antes de ordenar la matanza ¿Qué se creen estos indios, que van a detener la marcha del progreso? ¿Se creen mejores que los dueños de las corporaciones internacionales de gas y petróleo? El colmo de todo este problema es que los decretos llevan por nombre “Leyes de la selva”, dejando en claro que lo que está en juego aquí es la idea de que el débil es y será devorado por el fuerte y no hay nada que hacer al respecto. Es una ley biológica, diría el cínico mientras observa en la televisión un programa de Discovery Channel en donde el león devora a la gacela en cámara lenta.

viernes, 12 de junio de 2009

El presidencialismo reciclado

A partir de 1997, las relaciones entre el poder Ejecutivo y el Legislativo se transformaron - gracias a la pérdida de la mayoría calificada en la Cámara de Diputados por parte del partido del presidente- y se acabó con la subordinación del segundo hacia el primero. A partir de ese momento, la presidencia empezó a buscar otras formas de seguir manejando el presupuesto a su antojo y seguir gozando de una facultad metaconstitucional, clave en el ejercicio del poder político. Por su parte, el Congreso de la Unión comenzó a ejercer sus atribuciones, sobre todo en el tema de la cuenta pública y el presupuesto de egresos, como una manera de equilibrar un poca mas la asimetría frente al ejecutivo y mejorar su grado de legitimidad frente a la sociedad. ¿Será?

El hecho provocó que se hablara de una nueva época en las relaciones entre los poderes de la república, en las posibilidades de debilitar paulatinamente el poder del presidencialismo y fortalecer la democracia representativa, la transparencia y la rendición de cuentas. Lamentablemente las cosas no funcionaron como se esperaba. Los conflictos entre los dos poderes se pusieron a la orden del día, e incluso las descalificaciones mutuas aparecieron con frecuencia. Los temas de enfrentamiento giraron alrededor de las reformas estructurales y la aprobación del presupuesto.

Los gobiernos panistas fueron adquiriendo experiencia en la simulación política y poco a poco dejaron de entrar en pugna con los miembros del congreso federal. Aparentemente las cuentas públicas eran aprobadas sin problemas y ambas partes se felicitaban por haber logrado acuerdos en materia de gastos. Sin embargo la realidad era muy diferente y el ejecutivo empezó a burlar la asignación de recursos aprobada por el congreso, ejerciendo parcialmente el presupuesto y desviando el resto hacia fideicomisos, para después gastarlo a su antojo. Y no crea que es poca cosa lo que se desvía.

La Auditoría Superior de la Federación declaró hace poco a través de su titular, Arturo González, que en su primer año de gobierno, Calderón incurrió en un subejercicio del presupuesto de 120 mil millones de pesos. Nomás en el primero; vaya usted a saber cuánto no se está ejerciendo en este año electoral. La estafa por parte del ejecutivo es doble: por un lado se pasa por el arco del triunfo el mandato del congreso, o sea de la soberanía nacional, pateando el tablero del juego político y del marco legal constitucional (vaya novedad); además, ese dinero está orientado a favorecer los intereses de unos cuantos, preferentemente amigos y familiares, y no a impulsar el desarrollo nacional, sea lo que esto sea (otra novedad).

Al final, el presidencialismo sigue vivo aunque maltrecho, o mejor dicho, reciclado. Ya no es lo que fue, pero no por ello renuncia a seguir gobernando con las modalidades del sistema político tradicional para cumplir con su misión capitalista. Para ello no basta con que el gasto público sea aplicado selectivamente para asegurar las ganancias de las grandes corporaciones y empresas nacionales y extranjeras. No, además hay que apropiarse ilegalmente de una parte de él, para ampliar la acumulación de riqueza… pero del círculo presidencial. Al final seguimos igual que antes de 1997: el presidente puede hacer lo que quiera con el dinero público, a pesar de no contar con la completa complicidad del poder legislativo. Ahora el presidente no tiene subordinado al congreso; no, ahora lo burla y lo humilla sin contemplaciones. Menos mal que vamos progresando.

jueves, 4 de junio de 2009

¡¿Me están oyendo, inútiles?!

La discusión con respecto al voto nulo ha despertado fuertes críticas pero también opiniones favorables. El alejamiento de los partidos políticos con respecto a la ciudadanía y sus demandas, ha provocado que el desprestigio haya crecido en los últimos años, sobre todo del 2oo6, cuando las campañas negativas demostraron que los partidos están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de ganar.

Los críticos del voto nulo argumentan que los partidos son diferentes, a pesar de que los votantes digan lo contrario, por lo que existe una oferta diferenciada capaz de satisfacer a la mayoría de las demandas en boga. Otro argumento es que la anulación del sufragio favorecerá a los partidos con mayor voto duro y dejará en el desamparo a la chiquillada. Estos argumentos parten de una concepción liberal republicana que concibe al voto como un instrumento para influir en la toma de decisiones, a partir de un proceso de reflexión interna en donde el individuo hace a un lado sus intereses personales para pensar en los interese generales.

Los argumentos a favor del voto nulo giran alrededor de la idea de que es la única manera de presionar a los partidos políticos para acercarlos a las demandas reales de los votantes es rechazando explícitamente las candidaturas y el desempeño partidista en el Congreso de la Unión. El eje teórico sobre el que gira este argumento es que los votantes expresan sus concepciones políticas y sus ideales en las urnas sin importarles demasiado el resultado, oponiéndose así al voto útil, al voto para ganar aunque el candidato no me represente.

En este sentido, los argumentos en contra del voto nulo tienen debilidades manifiestas; por ejemplo, el voto duro no es privativo de un solo partido –el PAN lo tiene en algunos estados del bajío y del norte del país, el PRD en la ciudad de México y el PRI en el resto de los estados- por lo que no se estaría favoreciendo sólo a uno. Además, desde esta perspectiva, da igual quien gane pues de todos modos los intereses generales se verán subordinados a los intereses de las oligarquías partidistas.

Si en los tiempos políticos que corren el voto ha perdido buena parte de su fuerza para controlar a la clase política no queda más que utilizarlo para censurar y llamarles la atención, recordándoles que el espíritu democrático tiene la misión de defender a la ciudadanía de los abusos del poder y no el hacer de las elecciones una farsa.

Por lo tanto, si a usted, amable lector, le parece que hay que acudir a las urnas para rechazar el abstencionismo, que siempre deja dudas sobre su causa, –pues no se sabe si el ciudadano no votó por estar a favor de la situación actual, por indiferencia o por estar en contra del sistema electoral- pero no se identifica con algún partido o candidato, la única opción que tiene es votar nulo. Hasta donde yo sé no existe ningún ordenamiento legal que lo impida. Tal vez así el sistema de partidos y sus componentes modifiquen su actitud y se den a la tarea de mejorar su reputación y sus procesos de selección de candidatos. Parafraseando a Paquita la del barrio, el voto nulo les diría: ¡¿Me están oyendo, inútiles?!

miércoles, 27 de mayo de 2009

El Centro de Estudios en el Arte de los Títeres, tesoro jalapeño.

La existencia de espacios culturales que promueven valores ajenos a la competencia y el enriquecimiento resulta fundamental en estos tiempos, para procurar una salida a la realidad injusta y cínica en la que vivimos. Sobra decir que estos espacios no gozan de la simpatía de la cultura dominante; es un desafío a su poder. Por eso es muy importante mantener tales espacios vivos y con buena salud.

Es el caso del Centro de Estudios en el Arte de los Títeres, proyecto cultural que en estos momentos enfrenta el problema de encontrar un espacio digno para proseguir con sus actividades. En este sentido vayan estas líneas para apelar a la sociedad jalapeña y colaborar en la solución del problema. Me parece que estamos aquí frente a un tesoro jalapeño, sin discusión alguna.

El CEAT inició actividades en el 2004 con el objetivo de ofrecer un espacio para impulsar el aprendizaje del arte de los muñecos, procurando formar, crear y experimentar con el lenguaje de los títeres. De este modo, el radio de acción va desde el académico -ofreciendo talleres, cursos y diplomados – pasando por el de la producción y creación de espectáculos teatrales, y culminando en la presentación de las producciones al público en general.

Según información proporcionada por el CEAT, del 2005 a la fecha han recibido 332 visitas escolares que sumaron más de ocho mil infantes, asistidos por casi mil maestros. Además se han ofrecido 32 obras, con un total de 324 funciones a las que han asistido casi diez mil personas, entre adultos y niños. Y todo eso con pocos recursos, pero con una vocación artística admirable, alimentada por Carlos Converso, quien ha reunido a su alrededor un grupo de jóvenes artistas que logran en cada función conmover a un público fascinado por la fuerza expresiva de los títeres, esos espejos implacables de nuestra propia realidad.

El conflicto que enfrenta en estos momentos el CEAT pone en riesgo la existencia de un proceso único en nuestro país, pues no existe algo parecido en otras ciudades importantes. Pero también pone en evidencia la naturaleza de las políticas culturales en boga, que ponen el acento en promover espectáculos políticamente correctos, carísimos para el erario, pero que logran impactar en opinión pública. ¿Cuánto costó traer las pinturas de Botero? ¿Cuánto costó la escultura de Sebastián?

Por todo lo anterior, debe ser la sociedad jalapeña la que tome el asunto en sus manos, para defender un espacio de expresión artística que sensibilize e invite a la reflexión a las mentes de los que se harán cargo de este país y del mundo en el futuro. Los niños y niñas son nuestra única esperanza para vivir dignamente, transformando la aplastante realidad actual. Frente a la pauperización de la enseñanza artística en el sistema de educación nacional, espacios como el CEAT son tesoros que hay que conservar. Ojalá que pueda encontrar un espacio que le permita continuar su digna e importante labor. ¡Larga vida al CEAT!

sábado, 23 de mayo de 2009

Internet, democracia y elecciones

Parece que en las presentes campañas electorales habrán de integrar con mayor fuerza la Internet, al lado de la televisión, la radio y la prensa. A pesar de que la mayoría de los votantes potenciales no tiene acceso al ciberespacio, los partidos políticos han decidido utilizarlo para difundir a los candidatos y sus propuestas. Siguiendo el ejemplo de Obama, quien sustentó buena parte de su estrategia de comunicación en el uso de Internet, sobre todo para relacionarse con los jóvenes estadounidenses, los candidatos en México apuestan a seducir a la juventud –principal usuario- para ganar más presencia.
Además de dirigirse al grupo de votantes más importante en el padrón electoral por medio de las computadoras -sobre todo por su bajo costo comparado con los medios tradicionales- los partidos y sus candidatos utilizarán el medio para difundir propaganda negativa -la cual tiene patente de corso ya que el IFE no podrá monitorear y en su caso sancionar a los emisores. Es terreno virgen para hacer lo que se quiera.
En este sentido caben las preguntas: ¿La internet impulsa la democracia? ¿Será que con el uso masivo de las computadoras el ciudadano tendrá mayor control de los procesos políticos y podrá ampliar su participación en la política? Probablemente no. Y es que una cosa es consultar la información y otra cosa muy distinta es producirla y difundirla.
El ciudadano medio estará más informado y contará con varias opiniones sobre un problema; podrá acceder a fuentes externas e incluso consumir información generada al margen de los grandes medios de comunicación. Pero de eso a que sea capaz de editar un video, un reportaje o un ensayo en el ciberespacio y que tenga impacto social hay una enorme distancia. Y es ahí en donde probablemente radique el límite en las posibilidades de que Internet incida en la ampliación de la democracia y en fortalecimiento del ciudadano frente al estado.
Sin duda que la diversidad de opiniones publicadas en el ciberespacio crecerá, sobre todo porque la capacidad de los actores políticos para romper el cerco informativo será mayor, debilitando relativamente el derecho de censura que ejercen los grandes monopolios mediáticos. Estaremos entonces en un escenario en que será posible conocer con mayor detalle las opiniones y demandas de los movimientos antisistémicos o de ciudadanos sin pertenencia a alguna organización política, pero no necesariamente desaparecerá la desigualdad para comunicarse con la sociedad ni mucho menos mejorará la participación de los votantes en los procesos electorales o su capacidad para controlar a los candidatos o a los gobernantes. Simplemente habrá mayor variedad informativa pero su impacto en las relaciones sociales está por verse. En todo caso para estas elecciones intermedias la Internet tiene como objetivo alejar a los votantes de las urnas, utilizando sistemáticamente la propaganda negra. Y no creo que eso impulse la democracia en el corto plazo aunque beneficiará enormemente al partido con mayor voto duro.

viernes, 15 de mayo de 2009

Bolivia y el futuro de la democracia en Latinoamérica

La situación política en Bolivia sigue acumulando una enorme presión por la oposición oligárquica al gobierno encabezado por Evo Morales. La posibilidad de que el presidente boliviano se reelija, con la intención de profundizar en las reformas que emprendió desde el primer día, tiene muy preocupados a los terratenientes y a los intereses capitalistas del país. Lo que está en juego en este conflicto no es sólo el futuro de Bolivia sino de toda Latinoamérica.

Y es que el proyecto de Morales y de los movimientos sociales que lo llevaron al poder es un ejemplo del poder de la democracia popular, pues los triunfos electorales -por la activa participación de las mayorías- pusieron a la defensiva a las oligarquías bolivianas y las sacaron de buena parte de las instituciones republicanas. Pero además, gracias a la llegada al poder de Morales se ha podido llevara a cabo todo un proyecto económico, político y cultural inédito en Bolivia.

A diferencia de Venezuela, en donde el proyecto bolivariano fue definido desde arriba, en Bolivia ha sido construido por los movimientos sociales desde abajo, apoyando políticamente al gobierno a cambio de que sus demandas sean gestionadas. Y este detalle tiene muy preocupados al gobierno estadounidense y a toda la burguesía latinoamericana pues con la aplicación de las nuevas políticas se fortalece más la alianza indígena y popular. Tanto así que los Estados Unidos han acusado al gobierno boliviano de no combatir el narcotráfico como debieran y en consecuencia, ha decidido dejarle de comprarle sus productos de exportación. Además están conspirando con la oposición boliviana para dar un golpe de mano y cambiar por la fuerza lo que no pueden hacer por medios legales.

La importancia del gobierno de Evo Morales en la política mundial es doble; por un lado es un proceso que demuestra que la democracia puede tener sentido si las mayorías votan para defender sus intereses y no los de sus explotadores o los de las elites partidistas; pero también tiene un contenido simbólico ya que está encabezado por un indígena que no oculta su origen y gobierna pensando en los indígenas bolivianos, que conforman la mayoría del país.

Por todo lo anterior, habrá que observar con atención el devenir político en Bolivia pues en él se está poniendo a prueba la capacidad de la democracia para la resolución de conflictos y la representación de intereses. Un magnicidio o un golpe de estado dejarían en claro para los pueblos del mundo que la democracia es una farsa y que la única forma de lucha sería la guerrilla, el levantamiento armado. ¿Será esa la intención de la CIA y el Pentágono para poder intervenir militarmente en Bolivia?

sábado, 9 de mayo de 2009

De ganancias y de cerdos

La contigencia es, no cabe duda, uno de los signos centrales de nuestra existencia. Cada vez es más común encontrarnos con situaciones que rebasan a los gobiernos y a las sociedades, a pesar de nuestras conquistas tecnológicas o mejor dicho como producto de ellas. A las desconocidas consecuencias del agujero de ozono, los transgénicos, o los desechos químicos, se vienen a sumar la crianza industrial de pollos, pavos, reses y cerdos, por citar las mas conocidas. Pero la contigencia está estrechamente relacionada con la ambición de riquezas infinitas.

En efecto, en la búsqueda indiscriminada de ganancias, las grandes compañías que producen y comercializan alimentos en todo el mundo, han tecnificado la crianza, aumentando significativamente la producción de animales. Un ejemplo conocido es el de los pollos, que son engordados en tiempo récord con alimento que contiene químicos mezclados con sus desechos fecales, que nunca salen de sus jaulas y que no duermen. O el caso de los químicos y anabólicos usados en el ganado para aumentar su peso y venderlos con mayores ganancias. Los productores no están pensando en la calidad del producto y las consecuencias en los consumidores. No, están pensando en el billete.

El caso de las granjas porcinas es semejante. Según datos proporcionados por Mike Davies (Los cerdos usan traje. La Jornada, 28 de abril de 2009) en 1965 habían 55 millones de cerdos en los Estados Unidos, criados en 1 millón de granjas; hoy existen 65 millones de cerdos pero en sólo 65 mil criaderos. O sea que en promedio a cada granja le tocan un millar de animales, aunque hay algunas que concentran hasta cinco mil. No se necesita ser un experto para imaginar el impacto de semejante concentración en el ambiente y en los consumidores. ¿Cuántos cerdos se crían en el Valle de Perote por la granja Carroll? ¿Ha bajado el precio de la carne de cerdo gracias al aumento de la productividad? ¿Ha mejorado la ingesta de proteínas de los ciudadanos que habitan alrededor de la granja? ¿Se han estudiado a conciencia las consecuencias ambientales de la producción de cerdos en la región por los pregoneros del desarrollo regional o las asociaciones de ecologistas?

No pretendo cargarle el muerto de lo que está pasando estos días al desarrollo tecnológico o a los grupos ambientalistas, sino a la ambición de unos cuantos que, una vez más, ponen por encima de los intereses de la sociedad sus intereses particulares. En su afán por enriquecerse, muestran nuevamente su desprecio por la vida, por los seres humanos. La crianza de cerdos no tiene como objetivo acabar con el hambre en el mundo sino mejorar los márgenes de ganancia, para que lo dueños de la empresa presuman de su eficacia frente a los accionistas y para que además se sientan orgullosos por los beneficios de la derrama económica y los empleos que ofrecen gracias a su generosa inversión. Los medios subordinados a los fines. La vida humana subordinada al dinero. El mundo al revés ¡Qué novedad!

sábado, 25 de abril de 2009

Fue hace diez años

El 20 de abril pasado se cumplieron diez años del inicio de la huelga estudiantil más larga que ha experimentado la Universidad Nacional Autónoma de México. Con esta acción los estudiantes universitarios protestaron por la reforma al Reglamento General de Pagos, que aumentaba el costo de las cuotas para los estudiantes, siguiendo las recetas propuestas por los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para privatizar la educación superior. La oposición al movimiento estudiantil fue creciendo conforme pasaba el tiempo, encabezada por la enorme campaña de desprestigio impulsada desde los medios de comunicación, descalificándolo y procurando desprestigiar a la Máxima Casa de Estudios del país para abrirle paso al proyecto educativo de la derecha mexicana, que siempre ha considerado a la UNAM como el obstáculo principal para imponerlo.
La puesta en práctica de una criminalización más activa hacia los movimientos sociales acabó con un movimiento estudiantil que tuvo como principal mérito haber puesto a discusión, en todos los niveles de la sociedad mexicana, la pertinencia de la educación pública -ya lo había hecho en 1986-1987, cuando era rector Jorge Carpizo. Los dos movimientos estudiantiles compartieron su oposición a las reformas neoliberales y al autoritarismo de la burocracia universitaria, procurando, cada uno a su manera, reformular el proyecto universitario para el siglo XXI.
Las consecuencias del movimiento estudiantil y la solución policiaca que le dio el gobierno federal, con la connivencia del gobierno de la ciudad de México -encabezado entonces por Rosario Robles- nos recordó a muchos el conflicto de 1968 pero dejó claro que las y los estudiantes de las universidades públicas mexicanas mantienen un alto nivel de conciencia política y de memoria histórica. Defender la educación pública es defender el sacrifico y esfuerzo de varias generaciones de mexicanos y mexicanas para mantener viva la idea de que el estado mexicano está obligado a respetar el espíritu del artículo tercero constitucional, proporcionando educación de calidad a las mayorías.
La sensación que quedó al final del movimiento fue de derrota. Sin embargo habrá que reconocer que hasta la fecha se mantiene el cobro una cuota simbólica a los estudiantes unamitas, por lo que no queda más que admitir que el movimiento resultó victorioso, a pesar de su final. Si a esto se agrega que el movimiento estudiantil del ‘99 puso en práctica por primera vez en el ámbito urbano las propuestas organizativas del neozapatismo, habrá que incluirlo dentro de las luchas que en nuestro país han tenido como objetivo conformar una sociedad más justa y democrática, oponiéndose al neoliberalismo predador.
Valgan estas líneas para reflexionar acerca de los movimientos sociales y su capacidad para promover el cambio social. Es cierto, hay mucho que conservar pero también mucho por cambiar. Y sólo las sociedades abiertas al cambio y celosas de su memoria colectiva sobrevivirán.

Capitalismo y narcotráfico

La mayoría de los argumentos que se han utilizado y que utilizan para combatir el narcotráfico adolecen de profundidad y procuran combatir el síntoma pero no la causa. De ése modo se logra presentar una imagen políticamente correcta, muy útil precisamente para que nada cambie. Dichas propuestas hablan de todo menos de que en el narcotráfico es una empresa más en el mundo de los negocios, que está estrechamente relacionada con todo lo que tenga que ver con comprar barato y vender caro, explotando a las personas a placer.

La ganancia es el dios al que todos los negociantes rinden tributo, y en su nombre pueden hacer lo que sea, al margen de consideraciones humanas o divinas. En ese sentido, los narcotraficantes son en realidad los empresarios por excelencia: voraces y predadores, imaginativos y tenaces, sin límites más que los que ellos se impongan, los superhombres del neoliberalismo -al mejor estilo de Nietzsche- y que en consecuencia, gozan de prestigio público por atreverse a definir sus propias reglas, al margen de todas las demás, desafiando a un estado corrupto, débil y a una sociedad fragmentada.

Leyendo el trabajo de Roberto Saviano titulado Gomorra – en el que describe y analiza el mundo de la Camorra napolitana- no queda más que asumir que el capitalismo y el narcotráfico se retroalimentan mutuamente, son las dos caras de una misma moneda. En el fondo, el narcotraficante aspira a ser un gran capitalista, escalando desde abajo para alcanzar la cima de la sociedad y aparecer en la lista de los más ricos del mundo.

Dice Saviano que en realidad, la ética criminal no es muy diferente de la empresarial. De lo que se trata es de lograr el respeto de los demás, de tener una oportunidad mínima para ascender socialmente gracias a la riqueza acumulada. De peón albañil, de mesero, de vigilante, de cajero, no hay ninguna oportunidad para mejorar -sin contar con la humillación perenne de salarios de risa, horas extras no pagadas; pero con una pistola en la mano las cosas cambian y se puede al menos soñar en tocar el cielo alguna vez gracias al esfuerzo personal. Mientras eso no se entienda, o mejor dicho mientras sigamos en un sistema explotador cada vez más deshumanizado, el narcotráfico encontrará sin problemas mano de obra barata, casi gratuita, a cambio de la ilusión de ser respetado, de tener un futuro.

Cito a Saviano porque me parece que es imposible decirlo mejor: “El Sistema (la Camorra) al menos ofrece la ilusión de que el esfuerzo sea reconocido, de que haya posibilidades de hacer carrera… Estos chiquillos inflados… no tenían en mente convertirse en Al Capone… no en pistoleros sino en hombres de negocios acompañados de modelos: querían llegar a ser empresarios de éxito.” En este sentido, me parece un acto de falso pudor, por decir lo menos, el protestar porque el Chapo apareció en la lista de Forbes, procurando ocultar una verdad que es el pan de cada día: si de acumular dinero se trata, se vale todo.

La razón cínica y la academia

El mundo académico de las ciencias sociales y las humanidades parece alejarse cada vez mas de los problemas de mas importantes para nuestras sociedades -como la pobreza, la marginación y el racismo- inclinándose hacia la justificación de la desigualdad social. En su afán por obtener algunas migajas del pastel, buena parte de las y los profesores de los referidos campos de conocimiento se especializan en estudiar la realidad tal cual, sin ocuparse de las causas que provocan el mundo en el que vivimos. Esta tendencia se ha escudado en lo que se conoce como la razón cínica.

En efecto, utilizando en una serie de argücias y trucos, los académicos ponen en juego argumentos supuestamente racionales para eludir la responsabilidad social que conlleva la obtención del conocimiento científico. Pero habrá que recordar que los intelectuales no están sólo para interpretar el mundo sino para intervenir en él y modificarlo.

Si partimos de la idea de que el conocimiento es un fenómeno social y no el producto de la inspiración de unos cuantos, habrá que admitir entonces que dicho conocimiento debe tener una utilidad social y no exclusivamente privada, que beneficie sólo a quienes puedan pagarlo. La cuestión no es para nada insignificante pues el futuro de las universidades y de las sociedades contemporáneas depende de la correlación de fuerzas entre estas dos visiones del conocimiento.

Por un lado están los que consideran a las universidades como mera extensión de las necesidades de las empresas privadas, las cuales deberían definir los contenidos de los programas de estudio para que los egresados puedan ser funcionales a sus intereses. Por el otro estamos los que creemos que los fines de las universidades deben partir de las necesidades públicas, de los problemas sociales. Esta polémica tiene en este momento a buena parte de los académicos y estudiantes de las universidades europeas en pie de guerra, quienes se oponen al proceso de Bolonia que pretende privatizar la educación y ponerla al servicio de los dueños del dinero. Es por eso que las y los académicos deberán tener conciencia de para quienes trabajan. En caso contrario, en un abrir y cerrar de ojos nos encontraremos con universidades orientadas exclusivamente a la investigación aplicada, cuyos resultados servirán sólo a los que la financian, con el cínico argumento que dice: el que paga manda.

Sin embargo, no se puede olvidar que la mayoría de las y los académicos mexicanos estudiaron en universidades públicas, y si se fueron al extranjero, las becas fueron pagadas con recursos públicos. Así que en realidad el que paga la educación superior no es el sector privado sino el público. Habrá que reconocer esa deuda para evitar caer cínicamente en los brazos del poderoso caballero, Don Dinero.

La razón cínica y la academia

El mundo académico de las ciencias sociales y las humanidades parece alejarse cada vez mas de los problemas de mas importantes para nuestras sociedades -como la pobreza, la marginación y el racismo- inclinándose hacia la justificación de la desigualdad social. En su afán por obtener algunas migajas del pastel, buena parte de las y los profesores de los referidos campos de conocimiento se especializan en estudiar la realidad tal cual, sin ocuparse de las causas que provocan el mundo en el que vivimos. Esta tendencia se ha escudado en lo que se conoce como la razón cínica.

En efecto, utilizando en una serie de argücias y trucos, los académicos ponen en juego argumentos supuestamente racionales para eludir la responsabilidad social que conlleva la obtención del conocimiento científico. Pero habrá que recordar que los intelectuales no están sólo para interpretar el mundo sino para intervenir en él y modificarlo.

Si partimos de la idea de que el conocimiento es un fenómeno social y no el producto de la inspiración de unos cuantos, habrá que admitir entonces que dicho conocimiento debe tener una utilidad social y no exclusivamente privada, que beneficie sólo a quienes puedan pagarlo. La cuestión no es para nada insignificante pues el futuro de las universidades y de las sociedades contemporáneas depende de la correlación de fuerzas entre estas dos visiones del conocimiento.

Por un lado están los que consideran a las universidades como mera extensión de las necesidades de las empresas privadas, las cuales deberían definir los contenidos de los programas de estudio para que los egresados puedan ser funcionales a sus intereses. Por el otro estamos los que creemos que los fines de las universidades deben partir de las necesidades públicas, de los problemas sociales. Esta polémica tiene en este momento a buena parte de los académicos y estudiantes de las universidades europeas en pie de guerra, quienes se oponen al proceso de Bolonia que pretende privatizar la educación y ponerla al servicio de los dueños del dinero. Es por eso que las y los académicos deberán tener conciencia de para quienes trabajan. En caso contrario, en un abrir y cerrar de ojos nos encontraremos con universidades orientadas exclusivamente a la investigación aplicada, cuyos resultados servirán sólo a los que la financian, con el cínico argumento que dice: el que paga manda.

Sin embargo, no se puede olvidar que la mayoría de las y los académicos mexicanos estudiaron en universidades públicas, y si se fueron al extranjero, las becas fueron pagadas con recursos públicos. Así que en realidad el que paga la educación superior no es el sector privado sino el público. Habrá que reconocer esa deuda para evitar caer cínicamente en los brazos del poderoso caballero, Don Dinero.

sábado, 28 de marzo de 2009

Atole con el dedo

Vaya alegata que ha suscitado la reciente celebración del carnaval en Jalapa. Ciudadanos de a pie, periodistas, funcionarios públicos y autoridades universitarias han estado duro y dale con los pros y los contras de una actividad que tiene como objetivo enriquecer a unos cuantos, los de siempre, sin importar que se pase por encima de todos los demás.
El rector de la Universidad Veracruzana manifestó públicamente su protesta ya que las actividades académicas fueron suspendidas. Si éstas hubieran sido suspendidas por una huelga estudiantil o de trabajadores, los mismos que hoy guardan silencio por el atropello hubieran puesto el grito en el cielo: ¡es un atentado contra la educación! Pero como se trata de ganar dinero, pues ni modo, negocio es negocio.
Para responder a las críticas ciudadanas, el presidente municipal primero dijo que ya no se repetiría el carnaval el próximo año pero luego se retractó y se aventó la puntada de decir que si las y los jalapeños lo autorizan pues entonces sí. Si tanto le importa la opinión ciudadana por qué no hizo la consulta antes. ¿Hasta cuando la ciudadanía va a seguir aguantando que le den atole con el dedo?
Me parece que esta cuestión nos remite a la creciente insensibilidad política por parte de nuestros gobernantes, tan común en nuestros días, colocando el bien privado por encima del público. Un análisis mínimo de las ventajas y desventajas de celebrar el carnaval en la capital del estado confirma lo anterior. Con respecto a las primeras, las arcas del municipio no iban a recibir mucho por los permisos y demás, mientras que la parte del león sería para los organizadores, aunque habría que agregar las probables ganancias políticas con las campañas en ciernes. Pero las desventajas las pagamos todos los demás: automovilistas y peatones, vecinos y estudiantes pues la ciudad está de cabeza con las obras que agudizan el problema del tráfico. No se puede tocar la campana y marchar en la procesión. ¿O si?
En mi opinión, no hay nada nuevo. Las ganancias son privadas y los costos son públicos. ¿Alguna vez ha sido diferente?
La cuestión aquí no es si hay carnaval o no el próximo año sino de cómo poner límites a la autoridad y a los poderes económicos para favorecer el bien público. Se supone que ya pasaron los tiempos de las oligarquías autoritarias y cínicas, que se comportaban como si fueran las dueñas del pueblo y la región. Si ya sé, es sólo una suposición.

Adiós a la televisión

La llegada de la televisión a nuestras vidas provocó en su momento una explosión de optimismo y orgullo. Quien hubiera creído a principios del siglo veinte que podríamos ser testigos de hechos y calamidades a miles de kilómetros de distancia. Poco a poco, la televisión dejó de ser una manera de distinguirse de los demás, ya que no todo el mundo podía contar con semejante aparato, para convertirse en parte de los muebles de la sala y orgullo del hogar. Con el tiempo la reunión familiar alrededor de la pantalla chica perdió sentido y se refugió en las recamaras de grandes y chicos. Dicen que gracias a eso bajo la tasa de natalidad en México. Lo cierto es que la diversificación de la programación separó a la familia, ofreciéndole espacios especializados por sexo, edad y condición socioeconómica, lo cual a acabó con la sana costumbre de compartir las vicisitudes del chavo del ocho o de los gobiernos en turno.
Sin embargo, la televisión está a punto de pasar a la historia para cederle su lugar a la computadora. En poco tiempo, la pantalla servirá no sólo para ver programas de entretenimiento sino para comunicarse cara a cara con otras personas, estén donde estén, e incluso jugar con la realidad virtual paseando por París o Beijing, de la mano de quien se le antoje.
Las nuevas tecnologías proporcionarán una mayor interactividad que podría acabar con la pasividad del televidente común y corriente, aunque no está muy claro cuanto de ellos estarán dispuestos a seguir siendo recipientes vacíos para convertirse en audiencia activa y participante. La posibilidad de generar productos multimedia con bajo presupuesto hace posible que cualquiera puede tener su propio canal de televisión y ser visto en cualquier parte del mundo. Claro, la mayoría seguirá fiel al canal de los estrellados pero poco a poco se verán tentados a explorar las posibilidades casi infinitas a su alcance.
Y entonces será el fin de la televisión como la conocimos en los últimos cuarenta años. En todo caso me queda la duda de si la muerte de la caja idiota liberará al ser humano de la explotación y la injusticia. O si las nuevas tecnologías acabarán con la pobreza y la exclusión. Difícil de creer. Des pues de todo la televisión no es la responsable de los problemas de la humanidad, aun concediendo que siempre ha estado del lado de los poderosos. Así que si usted está a punto de tirar a la basura su antigua televisión, piense bien que las antigüedades pueden ayudar a tapar los baches de la economía familiar y de paso, mientras se hacen viejas, podrá contar con un recuerdo de cuando la tele era la reina del hogar y suspirar por los viejos tiempos. Nada permanece todo cambia.

Sociedad y educación

Las pugnas por redefinir la política educativa son cada vez más evidentes, obligándonos a reflexionar sobre sus objetivos y su futuro. Desde el sexenio pasado se ha impulsado un proyecto que tiene como objetivo central desmantelar el sistema público de la educación, que inició en el siglo XIX, con el triunfo liberal, y se fortaleció con la revolución mexicana y el artículo tercero constitucional. La meta fue muy sencilla pero vital para la construcción de la Nación: inculcar en la población una serie de valores, símbolos y creencias que sirvieran como núcleo de la identidad nacional.
En ese sentido, la educación pública sirvió como punta de lanza para acabar con la hegemonía de la Iglesia en la educación y para homegeneizar contenidos y fines educativos. Pero también, su carácter público estuvo y está orientado a definir la educación pública como una inversión social y no solamente personal. Si una persona entra a una escuela pública tendrá que reconocer que la sociedad está invirtiendo en su educación para que, una vez concluida, asuma el compromiso de regresarle a la sociedad, por medio de su actividad profesional, lo que recibió de ella.
Sin embargo, si la persona invierte recursos para pagarse una carrera en una institución privada de educación superior, al terminar sus estudios saldrá a la calle con el deseo de recuperar su inversión. El compromiso social del egresado del sistema público, se convierte, en el egresado de una institución privada, en un compromiso personal para hacer rentable su inversión. Y es así como existe hoy una visión empresarial del conocimiento, que privilegia el beneficio personal por encima del social. Ya no se concibe a la educación como un bien social, público, sino como un bien privado, personal.
Habrá que reconocer que algunos de los egresados del sistema privado de educación superior no necesariamente actúan al margen de la responsabilidad social que implica tener el privilegio de ser un profesionista; y lo mismo se puede decir de los que poseen un título otorgado por una universidad pública y que rechazan el compromiso de regresarle a la sociedad lo que ésta le ha otorgado, llevándose por delante a quien se deje.
Por desgracia es imposible negar que la tendencia mercantilista en la educación crece en detrimento de la visión social. Habrá que estar atentos a las reformas educativas impulsadas por el gobierno federal, que en contubernio con los lideres magisteriales, insisten en desmantelar lo que costó más de un siglo construir, sin tener un propuesta clara, más allá de beneficiar a unos cuantos. ¿Qué clase de sociedad queremos? La educación juega un papel fundamental para responder a semejante pregunta, y eso también es imposible de negar.