lunes, 17 de noviembre de 2008

PEMEX ayer y hoy

Una de las imágenes más conmovedoras de la historia de México en el siglo XX es aquélla en la cual, después de la expropiación petrolera ordenada por el general Cárdenas, el pueblo acudió al Zócalo para ayudar al presidente a pagar la indemnización de las empresas extranjeras. Aparecen así en un documental, la abuelita abnegada que saca de su pañuelo los pocos centavos que carga, o el niño de primaria que entrega el cochinito de los ahorros. Creo que esas imágenes están grabadas no sólo en la historia sino en la mente colectiva de este país. No me parece exagerado afirmar que ese momento histórico forjó una alianza entre los sectores populares y el estado mexicano que hizo posible que el país no sufriera golpes de estado y guerras civiles como en Sudamérica. Además le dio la posibilidad al país de posicionarse en el espectro político internacional y mantener relativamente cierta autonomía de los Estados Unidos.
El papel que jugaron los empleados de las empresas petroleras fue heroico pues tuvieron que mantener la planta petrolera produciendo, a pesar de las enormes carencias, consecuencia de la actitud beligerante de los dueños de las empresas nacionalizadas, que hicieron todo para que técnicamente fuera imposible seguir sacando petróleo y convertirla en gasolina. La creación de PEMEX fue una gesta heroica que galvanizó un proyecto nacionalista y republicano, alcanzando los terrenos de la leyenda. Se cuenta que una vez nacionalizado el petróleo, fue necesario obtener la fórmula para convertirlo en gasolina. Para tal efecto se reunió a un grupo de ingenieros que se dieron a la tarea de lograr dicho objetivo. Sus esfuerzos fueron interrumpidos por una explosión, debido a los experimentos que realizaban, que les costó la vida. Se tuvo que volver a reunir otro equipo que finalmente logró la ansiada fórmula. Mas allá de que sea verdad o mentira, la leyenda quiere dejar en claro que el esfuerzo realizado por las y los mexicanos fue enorme y costó vidas humanas.
Pero los tiempos cambian y hoy ya nadie quiere acordarse de lo que costó obtener el petróleo para la Nación. Al contrario, la reformita aprobada para quitar los candados que mantenían a las empresas extranjeras al margen de la explotación, transformación y distribución, hoy ya no existen. Más aun, corre el rumor de que los propios empleados de PEMEX, en particular sus abogados, fueron los que se encargaron de buscar la manera de burlar a la Constitución -pagados por las empresas como Repsol y Shell- y alterar las leyes secundarias que permitirán, de ahora en adelante, hacer de manera legal lo que antes se hacía ilegalmente. Paradojas de la historia: los trabajadores de PEMEX que en el pasado la construyeron hoy la desmantelan. Y no me refiero sólo a los abogados al servicio de las corporaciones internacionales sino a todos los que en ella laboran. El sindicato ni se inmutó. Ya veremos cuando comparen sus salarios con los salarios de los trabajadores extranjeros. Y luego dicen que la historia va para adelante.

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