lunes, 17 de noviembre de 2008

La sutil manipulación en los noticieros televisivos

Dadas las dimensiones de las sociedades contemporáneas resulta imposible hacer llegar a los electores las propuestas de los candidatos sin utilizar la radio y la televisión. Las campañas políticas hoy requieren de las técnicas de mercado, que originalmente fueron y son utilizadas para la venta de bienes de consumo.
Me parece muy acertado que en la discusión con respecto del papel de los medios en la competencia electoral se vaya mas allá del tema relativo a legislar para evitar que los medios apliquen tasas discrecionales a los partidos, en función de sus intereses, para abordar el relativo a la cobertura que ofrecen los medios, vía noticiarios, a los partidos en competencia. Y es que no se puede olvidar que el ciudadano común se informa de política sobre todo en los noticiarios estelares de las distintas empresas de comunicación. Pero es en los noticiarios donde precisamente se manifiesta la ausencia de la supervisión de la sociedad.
Si bien resulta importante que en los noticiarios las notas, las crónicas, los reportajes sean igual en número para todos los partidos, sobre todo en los medios públicos, no se puede olvidar que aun cuando se respete la igualdad al respecto, la desigualdad puede tener un carácter mucho más sutil, y por lo tanto, más efectivo. Esto es así ya que el tratamiento de las notas puede variar enormemente entre una y otra.
Por ejemplo, en una nota aparece el candidato A en primer plano dirigiendo un discurso a sus simpatizantes mientras que el candidato B no aparece en la nota y sólo aparecen imágenes de archivo con la voz del reportero describiendo lo que pasó. Podría ser peor, por ejemplo con respecto al tono de voz y lenguaje no verbal de las persona que lee las noticias frente a las cámaras. Mientras que el candidato A no sólo recibe los primeros planos sino el tono respetuoso y grave del conductor del noticiario al referirse al acto de campaña, el candidato B recibe del conductor un tono irónico, poniendo cara de preocupación o de franca burla, según su estado de ánimo y los intereses de la televisora.
Habrá que empezar a pensar en como regular a los noticiarios sin suprimir la diversidad de opiniones y recordando que los medios de comunicación son concesiones y no propiedad privada. De ello dependerá en buena medida el futuro de nuestra incipiente democracia.

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