lunes, 17 de noviembre de 2008

Réquiem para el Pato Donald

¿Cuál es el significado profundo de la crisis financiera internacional por la que estamos pasando? En mi opinión, es la expresión del fin de una época dominada por la economía, la cultura, la política y el ejército estadounidense. Ni más ni menos. En otras palabras, los Estados Unidos empiezan a desocupar el centro del sistema-mundo, finalizando un ciclo que inició formalmente a finales del siglo XIX cuando sacaron a los españoles de Cuba para quedarse ellos, y que se fortaleció luego con el desenlace de la Segunda Guerra Mundial. Esto sin olvidar, como antecedente central de su tendencia expasionista, la invasión a México, que le abrió la puerta para mirar hacia el Pacífico y aspirar a ocupara el centro del mundo capitalista.
En efecto, todo parece indicar que la caída del Muro de Berlín no anunciaba el fin del comunismo sino también el inicio del fin del dominio mundial de los Estados Unidos. La Guerra Fría fue en realidad la mejor expresión de su poderío. Una vez concluida ésta, las consecuencias no se hicieron esperar. Las ganancias de las grandes corporaciones empezaron a declinar. La descomposición social interna y la pobreza pasaron a un primer plano. Bueno, hasta se pusieron de moda promover los tratados de libre comercio con su otrora despreciado patio trasero, en un intento desesperado por conservar ventajas comerciales.
Ya antes del fin del comunismo soviético, la guerra de Vietnam y su resultado prefiguraba las guerras contra Irak y Afganistán, pero con una interesante diferencia. Las intervenciones del ejército yanqui en el mundo, hasta antes de los años noventa, eran financiadas exclusivamente por los Estados Unidos; en la última aventura belicista contra Irak, tuvo que pasar la charola porque por si sólo ya no podía financiarla. No se limitó a pedir ayuda a los países europeos sino también a los latinoamericanos. Este hecho demuestra que su poder económico estaba en franca decadencia.
Si a lo anterior agregamos la disminución de su poder simbólico con el ataque a las torres gemelas de Nueva York o el reciente fracaso en el intento por separar a Osetia de Georgia habría que considerar que los años dorados del país del pato Donald son historia. Sin embargo no hay mucho que celebrar, pues las decadencias son largas y tortuosas, arrastrando en su caída a los aliados fieles, como México. Surge así la pregunta: ¿Quién ocupará el centro del sistema-mundo y cual debe ser la estrategia geopolítica de nuestro país? Dicen los que saben que la cosa está en chino.

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