jueves, 21 de febrero de 2008

Colonialismo cultural

Se cuenta que en el México revolucionario un empresario estadounidense le preguntó a un alto funcionario de su país si era necesario invadir México para asegurar sus intereses comerciales. El funcionario contestó que una invasión sería costosa y de pronósticos reservados; sería mejor que los mexicanos mandaran a sus hijos a estudiar a los Estados Unidos, para que el american way of life fuera asimilado y reproducido sin enfrentar oposición.

Las transformaciones que ha sufrido nuestro país en los últimos años demuestran que el astuto funcionario no estaba tan perdido. Para muestra basta un botón. Carlos Salinas, siendo estudiante en la UNAM, viajó a Chiapas para ayudar a los campesinos a gestionar sus demandas. Después se fue a estudiar a Harvard y regresó tan cambiado, que años después acabó con la propiedad ejidal y vendió la mayor parte de las empresas estatales.

Pero la cosa se ha puesto peor, ya que si usted está por elegir escuela para sus hijos, se va a encontrar con que la mayoría de ellas incluyen la enseñanza del inglés ¡desde los tres años! El infante no domina todavía el español y ya canta en inglés. Lo peor es que los padres no podemos oponernos ya que seríamos tildados de retrógradas. Observe usted al padre cuando, en la reunión familiar, el nene cuenta hasta veinte… pero en inglés. No cabe en los pantalones. Bueno, hasta los políticos lo usan como bandera para ganar votos. ¿Se acuerda de Labastida?, quien proponía que todos los niños y niñas aprendieran computación e inglés para salvar a México.

Como se ve, hoy ya no hace falta viajar al norte para asimilar la cultura yanqui. Sume usted a las escuelas, los institutos de inglés, el cine de Hollywood, McDonald´s y demás. No se trata de caer en posturas xenofóbicas sino de reconocer que sin nuestra cultura no se puede sobrevivir como nación en un mundo globalizado, aunque nademos en petróleo. Lo único que queda por defender en este país es nuestra herencia cultural.

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