martes, 25 de diciembre de 2012

El falso dilema del ‘subsidio’ a la gasolina


Bien dice Enrique Galván Ochoa en su columna Dinero del lunes 18: “El panismo inventó el mito del subsidio a la gasolina como una forma de ocultar un negociazo. Si tal subsidio existiera sería para las refinerías de Estados Unidos a las que Pemex compra el combustible, no para ayudar a los consumidores mexicanos.” Y es que a lo largo de los últimos años los vaivenes en el precio de petróleo han provocado que en algunas ocasiones la gasolina sea más barata al norte del Rio Bravo.
Si la gasolina sale más barata en Estados Unidos ¿por qué se sigue ‘subsidiando’? Agréguele a lo anterior que no toda la gasolina que se consume en nuestro país es importada. Alrededor de la mitad de lo que se consume la produce PEMEX y, según los que saben, su costo de producción es uno de los más bajos del mundo. Incluso en estos momentos, en algunos estados de la unión americana está por debajo de lo que pagamos aquí.
Recientemente Pepe Yunes abundó en el engaño al afirmar que la política de ‘subsidio’ a la gasolina es injusta porque beneficia a los que más tienen. Con una buena dosis de dramatismo el senador veracruzano se suscribió a la idea de quitarle el apoyo a la gasolina para que, con los ingresos obtenidos -agárrese de la silla ínclito lector- se apoye a los más necesitados. No creo que al senador, ni a nadie, le guste que lo comparen con Vicente Fox -quien trató de justificar el IVA en medicinas y alimentos con la promesa de regresárselo a la gente ‘copeteado’ vía programas sociales- pero cuesta trabajo no equiparar los argumentos.
Algunos  sectores empresariales se han mostrado contrarios al aumento de los energéticos pues suponen, con razón, que el consumo de sus productos descenderá en la medida en que los hogares dispongan de más dinero para el transporte. El costo de los combustibles impacta directamente en todas las áreas de la producción y por ende en el del precio final de todas las mercancías. Y con el aumento irrisorio al salario mínimo la  baja en los ingresos será brutal.
Envalentonados con el regreso a Los Pinos, los priístas simplemente no quieren ver que las  recetas de la Organización para  la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) son un salto al vacío. Son los organismos internacionales los que más han insistido en que hay que liberar los mercados y acabar con los subsidios, aunque se hacen mensos cuando se les recuerda, por ejemplo, que la agricultura estadounidense es una de las más subsidiadas en el mundo. Aquí el subsidio es una barbaridad, un síntoma de subdesarrollo y corrupción; allá una atinada e intocable política pública.
Quitar o no quitar el ‘subsidio’ es un falso dilema que pretende ocultar el sometimiento de nuestros ‘representantes’ para con las grandes corporaciones internacionales y Wall Street. Hoy por hoy los beneficios del petróleo mexicano son para todos (políticos, empresarios y especuladores) menos para la mayoría de los mexicanos. Y eso no va a cambiar con la eliminación del ‘subsidio’ sino todo lo contrario.

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