La historia México
y el surgimiento del estado liberal cuenta entre sus problemas más
delicados el del papel del estado en la educación. Como consecuencia
del monopolio que ejerció la iglesia católica para educar a la población,
a lo largo de los tres siglos de la Colonia, se consideró natural que
dicha institución controlase el proceso educativo y peor aún, el clero
lo sigue considerando hoy. Una de las demandas más recurrentes de las
autoridades eclesiásticas y de las organizaciones afines es lo que
llaman, la libertad de la educación, entendida ésta como la posibilidad
de que sea incorporada la enseñanza católica en las escuelas públicas;
se considera que el alumnado, predominantemente católico, ve coartadas
sus libertades al impedírsele recibir dicha educación en el aula.
Este argumento deja de lado el hecho de la existencia de la enseñanza
privada, buena parte de la cual es controlada por grupos religiosos,
y de la libertad de los padres y madres de familia para inscribir a
su descendencia en cualquiera de ellas. En todo caso la discusión no
es nueva, pero es evidente la importancia que se le atribuye a la educación
y el sitio estratégico que tiene en el desarrollo de la sociedad. Este
conflicto podría ser resumido en dos ideas dominantes en relación
con la educación y la sociedad: la educación es un problema privado
o un problema público.
Una de las organizaciones
más activas en la defensa de la educación, como parte de la esfera
privada, es la Unión Nacional de Padres de Familia, que en su
página de internet ofrece un diagnóstico revelador de las ideas principales
con las cuales defienden su postura al respecto:
Sabiendo
que la libertad de Educación en México es precaria y que no está
reconocida en la constitución, ni recibe apoyo alguno por parte del
gobierno y que la Calidad de la Educación es pobre, este proyecto busca
el que se reconozca y apoye el derecho de los padres para educar a sus
hijos de acuerdo a sus principios y convicciones, y que haya Libertad
de Educación para todos, con un sistema educativo que promoviendo los
valores universalmente aceptados, eleve la Calidad de la Educación
para que, además de atender el desarrollo integral de la persona, compita
favorablemente en el Concierto Mundial de Naciones. (www.unpf.org.mx)
El diagnóstico se basa
en los siguientes argumentos: la precaria libertad en la educación
no está reconocida en la Carta Magna -aunque con la posibilidad hoy
por hoy de que se apruebe la reforma al artículo 24- y por lo tanto
no recibe apoyo oficial, por lo que es ‘pobre’ cuando las escuelas
privadas reciben enormes transferencias de recursos y apoyos fiscales.
Frente a tal panorama se reivindica sólo una cosa: que los padres puedan
educar a sus hijos de acuerdo a sus principios y convicciones, que no
son otros que los universalmente reconocidos -léase los valores católicos.
Sólo así el alumnado podrá desarrollarse integralmente y ser competitivo
en el mundo. En otras palabras, la educación en México es deficiente
básicamente porque limita la libertad en la educación. Se podría
deducir de lo anterior que la calidad de la educación está directamente
relacionada con los valores promovidos, con el nivel de participación
de los padres de familia y no necesariamente con la calidad y actualidad
de los contenidos específicos de los programas de estudios. O sea,
la escuela está para reproducir los valores familiares; lo demás
es lo de menos. (Continuará)
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