jueves, 15 de octubre de 2009

Las verdaderas causas del golpe contra el SME

La cargada política y mediática de buena parte de la opinión pública, sobre todo televisoras y prensa nacional, en contra del Sindicato Mexicano de Electricistas tiene por objetivo ocultar las verdaderas razones de la acción de Calderón. La campaña mediática que señala a los altos costos, las deficiencias en el servicio y la corrupción sindical de la compañía de Luz y Fuerza del Centro exime de responsabilidad al propio gobierno federal, que se encargó de desmantelarla y corromperla para después desaparecerla. Pero sobre todo omite el hecho de que lo que está en juego es el servicio de internet y televisión, que gracias a la fibra óptica que la compañía en cuestión ha venido instalando, la colocaría en una posición inmejorable para competir con el duopolio televisivo y el monopolio de Telmex así como cualquiera que quiera invertir en el sector.

El argumento esgrimido por el gobierno federal para asaltar las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro gira alrededor de su inoperancia financiera y a los problemas en el servicio. Así como todos sabemos que el servicio tiene deficiencias también sabemos que hay grandes compañías privadas y dependencias de gobierno local y federal que no pagan la energía que consumen. A esto se podría agregar la especie de que el sindicato es corrupto y sobre todo, opuesto a las políticas del ejecutivo federal y simpatizante del lopezobradorismo, pecado éste último inadmisible para Calderón y su grupo.

Pero todo lo anterior es sólo una cortina de humo, pues nadie asume que la chamusquina va a seguir, afectando ahora a sindicatos sometidos al panismo, como el de PEMEX o el de la SEP, que siguen tan campantes. El mensaje es claro: los sindicatos pueden ser todo lo corrupto que quieran, siempre y cuando apoyen al presidente pues en caso contrario… Por lo que respecta a la eficiencia en el servicio, si se aplicaran los mismos parámetros, habría que empezar por desaparecer a la secretaría de Hacienda o a la de Seguridad Pública, que se llevan las palmas en ineficiencia y corrupción, no se diga en lo que nos cuestan.

Por lo tanto, no es el argumento político o de eficiencia el que inspira realmente las acciones punitivas de Calderón. No, son los negocios y las ganancias las que están en juego. Las grandes compañías de la comunicación en el mundo no van a tolerar competir con una compañía nacional en el mercado de las telecomunicaciones. Nomás faltaba. Y es que en el contrato colectivo de LyFC se estipula: “…si a una empresa se le concede el usufructo de alguna infraestructura de Luz y Fuerza del Centro, el sindicato tendría el derecho de tener una concesión espejo para dar el mismo servicio.” La lógica de la acumulación y concentración de capital es la que está en juego con todo esto. Las élites económicas y políticas de este país siempre han estado en contra de los sindicatos, más aún si son nacionalistas y proclives a apoyar las causas de la izquierda política. Pero si además se quieren anotar para el reparto de la riqueza y competir, el desafío es intolerable. Como siempre, atrás de las causas aparentemente justas está el poderoso caballero, Don Dinero.

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