jueves, 22 de noviembre de 2012

Reforzar el saqueo de Latinoamérica para que España siga siendo una monarquía

La vigésimosegunda Cumbre Iberoamericana, celebrada en Cádiz el 16 y 17 de noviembre, confirma una vez más que las aspiraciones neocolonialistas de la monarquía española están hoy más fuertes que nunca. Con tintes dramáticos, el llamado de Juan Carlos para recibir ayuda de los países latinoamericanos, según la nota de El País “…sonó casi como una súplica.” Por su parte Mariano Rajoy no se quedó atrás al afirmar frente a los mandatarios asistentes “Si en el pasado América Latina fue una oportunidad para Europa, hoy Europa es una oportunidad para América Latina”. Ahora resulta que la crisis en España representa una ‘ventana de oportunidad’ para Latinoamérica, región que según el malogrado Rajoy registra un “pujante crecimiento”.
El pujante crecimiento al que se refiera Rajoy es bastante discutible, tomando en cuenta que Latinoamérica, si bien ha registrado tasas de crecimiento del PNB (particularmente Brasil), sigue siendo una región con altos índices de marginación así como un crecimiento sostenido… de la pobreza. La mentira más parece una burla, que con el afán de estimular la inversión pasa por alto que en las últimas dos décadas las inversiones de capitales españoles en Latinoamérica han crecido como nunca. Según el propio Rajoy “…la inversión acumulada de España en Latinoamérica supera 115 mil millones de euros, de los cuales 7 mil millones fueron colocados en 2011”
Lo que no dice es que las ganancias de los bancos españoles en México, como BBVA o Santander, son las más altas en todo el mundo. Pero no sólo los bancos gozan de la oportunidad de saquear a los países al sur del Rio Bravo. Las empresas en el sector energético también disfrutan de impunidad, bajos impuestos y enormes ganancias que no dejan más que pobreza y desastres ecológicos. Los negocios turbios de Repsol y otras compañías en la venta de energía eléctrica o en la exploración para localizar yacimientos de petróleo y gas representan otra fuente de enormes ganancias para los capitales españoles. Habrá que agregar la embestida reciente contra comunidades en el sur de México, como San Dionisio del Mar, para obligarlos a rentarles sus tierras por una bicoca y colocar cientos de hélices gigantes que utilizan el viento para generar electricidad. Con el apoyo de los gobiernos locales, estatal y federal, las compañías han demostrado su desprecio por la resistencia de las comunidades y han comprado voluntades a diestra y siniestra.
Así las cosas, la Cumbre de Cádiz más parece un desencuentro anunciado que además recuerda otro, también en Cádiz a principios del siglo XIX, cuando diputados españoles y americanos se reunieron para formular la primera Constitución liberal en el reino español. La demanda de igualdad entre americanos y peninsulares se quedó en una promesa que hasta la fecha sigue sin cumplirse. A pesar de que el primer ministro español haya declarado  sin rubor “… que América Latina es un ‘pilar fundamental’ del mundo occidental, y que para España ‘nunca ha sido periférica sino central’”, los latinoamericanos sabemos que tales mentiras están motivadas por el enorme temor que tienen los defensores de la monarquía constitucional. Temen, y con razón, que está crisis la entierre definitivamente abriéndole el  paso a una nueva república. No encuentro otra razón para que Juan Carlos y Mariano Rajoy, se rasguen las vestiduras casi con lágrimas en los ojos.

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