sábado, 8 de agosto de 2009

Las estrategias de las campañas electorales

Para abundar en las causas del desprestigio de los partidos y la democracia en nuestro país, bastaría revisar los ejes temáticos sobre los que giran las campañas mediáticas y sus características. En tiempos en los que la mercadotecnia política define los temas y estrategias de campaña, puede resultar revelador el identificar la idea central que define el discurso de los candidatos.

Empecemos con el PAN, que debido a que cuenta con que uno de sus militantes ocupa la silla presidencial la estrategia de la campaña es muy simple: utilizar la figura presidencial como aval para pedirle el voto al ciudadano. La idea básica de la campaña panista es que si votas por el PAN estás apoyando al presidente de la república en su lucha contra el narcotráfico. El chantaje está en el centro de la campaña panista pues se podría inferir que si no se vota por el PAN se está votando por los narcos.

Por su parte, el PRI difunde la idea de que la experiencia es fundamental para enfrentar los retos que la sociedad coloca en el centro del debate: la seguridad y el empleo. Pero para que la cosa funcione le agregaron la idea de que ésa experiencia se caracteriza por una nueva actitud, aunque no queda claro cuál sea ésta. Simplificando, frente a la debilidad del gobierno federal para enfrentar la crisis económica y social en que vivimos, el PRI se adueña del discurso opositor alegando que ellos sí saben cómo hacer las cosas y además que tienen una nueva actitud. Esto mismo dijo Madrazo en su intento por llegar a la presidencia en el año 2000, con los resultados de todos conocidos.

Por último, el PRD, más allá de la confusión que pueda generar el conflicto entre la dirigencia y el lopezobradorismo, promueve soluciones viejísimas y totalmente fuera de contexto para enfrentar el desempleo. Es el caso del spot en donde la niña le pregunta a Jesús Ortega cómo hacerle para enfrentar la pérdida de empleos, a lo que éste contesta que hay que consumir productos fabricados en México, como si éstos no hubieran prácticamente desaparecido frente a la oleada de productos chinos. La propuesta, que se basa en una campaña de los años setenta que decía: lo hecho en México está bien hecho, demuestra que el señor Ortega no se ha actualizado y sigue pensando como si estuviera en el siglo pasado.

Estas propuestas sólo evidencian el bajo nivel de las campañas y las falacias que componen su discurso político. La estrategia de los partidos es muy simple: ocultar la falta de propuestas articuladas con las demandas sociales utilizando vaguedades y lugares comunes. Si a esto agregamos las enormes cantidades de recursos públicos utilizados para difundir las pues tenemos un panorama desolador, que puede darnos una idea de algunas de las razones por las que el votante no presta mucha atención a las campañas, o mejor dicho, le causan malestar e irritación.

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