jueves, 27 de octubre de 2011

El país vasco y el fin de las acciones armadas de ETA

La declaratoria del fin de las acciones armadas de ETA ha generado una enorme discusión con respecto al futuro del pueblo vasco pero también de la monarquía española y la supuesta transición a la democracia. Los herederos de Franco están desesperados pues parece que han perdido el pretexto para seguir cultivando el odio y el miedo en la sociedad española, acusando a ETA de ser el enemigo público número y permitiéndole al estado español seguir aplicando medidas antiterroristas que no tienen otro objetivo que el sometimiento de la población a los designios de los amigos del rey. Del otro lado están los que consideran que el fin de ETA abre un espacio político para reorganizar al pueblo vasco en la búsqueda de una solución a otro conflicto heredado por la dictadura franquista y reproducido por la monarquía constitucional y los transitólogos incrustados en los partidos. En todo caso las consecuencias de la coyuntura que se vive en el país vasco no pueden ser ignoradas y representa una oportunidad para avanzar en la búsqueda de la paz y el respeto por la diversidad y la autonomía de los pueblos.

La derecha está bastante molesta con los comunicados de ETA anunciando el cese definitivo de la actividad armada. Como bien reseña Javier Vizcaíno en su artículo ETA no te vayas, los fascistas reciclados “…están desconsolados”. Y no es para menos ya que al perder la coartada perfecta para seguir promoviendo su estrategia antiterrorista tendrán que buscar otro pretexto para seguir ocultando la impunidad de la que han gozado para no responder a los miles de crímenes de lesa humanidad que cometieron durante los años del franquismo. Pero además teme que salgan a la luz pública los innumerables crímenes que cometieron para masacrar al pueblo vasco durante la monarquía –con la supuesta finalidad de acabar con ETA- ya sea desde el PSOE o el PP, que para el caso es lo mismo. Y por si fuera poco, ahora van a tener que dejar de proscribir a organizaciones políticas y partidos políticos vascos por ser sospechosos de apoyar a ETA. Como bien dice Corriente Roja “… todo este coro chillón no tiene otra pretensión que confundir el abandono de las armas por parte de ETA con el abandono por el pueblo vasco de sus reivindicaciones democráticas.”

Por el otro lado, es evidente el fortalecimiento de soluciones políticas una vez terminadas las acciones armadas, sobre todo desde el flanco de la izquierda que ha empezado a organizar una agenda política, como el Acuerdo de Gernika, que apunta a convocar a la ciudadanía vasca a participar para encontrar soluciones a un viejo problema: la redefinición de las relaciones entre el país vasco y la monarquía borbona. La multitudinaria manifestación en Bilbao, convocada por los firmantes del Acuerdo de Gernika es una clara muestra de que la ciudadanía no quiere quedarse en casa sino participar en la política para ser parte del nacimiento de una nueva época en su larga historia.

De los acontecimientos que se analizan surgen muchas preguntas entre las que destacan: ¿Cuál será el impacto de los cambios en el país vasco en el resto de España? ¿Será este cambio el principio del fin de la monarquía y el centralismo de los políticos de La Moncloa? El país vasco y su pueblo tienen la palabra. Tendrá que echar mano de sus tradiciones, de su cultura, de sus prácticas políticas mirando hacia el futuro sin dejar de mirar al pasado, con la confianza de haber empezado a superar una etapa difícil y empezar a ver la luz al final del túnel.

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