domingo, 25 de enero de 2009

Los riesgos del bipartidismo

Ya está todo casi listo para que arranque el proceso electoral en el estado de Veracruz. Los partidos políticos han definido las alianzas, las candidaturas y sus preferencias para conformar al Consejo General del Instituto Electoral Veracruzano. Las elecciones de este año serán un termómetro para medir, tanto el estado de las fuerzas partidistas de cara a la sucesión del ejecutivo estatal el próximo año como el impacto de la crisis económica en las preferencias electorales.
Los escenarios posibles pueden ir desde la repetición de la aplastante victoria del PRI, lograda en 2007, hasta la recuperación de la oposición para reestablecer las tendencias electorales anteriores a dicha elección local. En todo caso lo que parece más probable es la confirmación de la tendencia al bipartidismo en Veracruz.
En efecto, lo más seguro es que el bipartidismo siga ganando terreno a pesar de la existencia de varios partidos. El asunto es que, según Giovanni Sartori, el bipartidismo no es sólo el que está formado exclusivamente por la aparición de dos partidos en la boleta electoral sino que existe una variante, que el politólogo italiano distingue como bipartidismo polarizado, que se caracteriza por la existencia de varios partidos que se alinean en los extremos del espectro político, dejando vacío el centro.
Las consecuencias del bipartidismo polarizado son ya moneda corriente en los procesos electorales de nuestro país, a saber: promesas de campaña imposibles de cumplir; desprecio por la normatividad electoral y las instituciones que las impulsan; y la sobrevaloración de la propaganda electoral para ganar votos. En suma una lucha sin cuartel en la cual cada quien hace lo que le da la gana, gastando millonadas en spots y demás hierbas para ‘convencer’ al electorado.Al final, los ganadores festejan como si se hubieran ganado la lotería -lo cual no está muy lejos de la verdad- y los perdedores impugnan el proceso obligando a que la decisión de los ciudadanos ceda su lugar a la decisión de los magistrados del TRIFE. Así las cosas la democracia como procedimiento para nombrar representantes se debilita y pierde legitimidad, abriendo la puerta para que alguien concluya afirmando: ¡pa’ que tanto brinco si el suelo está parejo! Y es ahí donde radica el costo político del bipartidismo polarizado, en la certeza -que poco a poco va ganando terreno en la conciencia popular- de que el autoritarismo es más eficiente y más barato que la democracia. La solución de los problemas sociales no pasa por la construcción de consensos sino por el carisma de un ser providencial que nos salve, nos libre de nuestros sufrimientos. Ya veremos, dijo un ciego.

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